Embajada. Esta calle solía estar atestada de solicitantes de visas.

Visas, un sueno frustado

Los cubanos sufren las consecuencias de los ataques contra los diplomáticos estadounidenses. Sus aspiraciones de viajar a EE. UU. están bloqueadas.

Privadas de conseguir una visa estadounidense, Dania ve frustrado su sueño de visitar a su hermana y Cristina el de reunirse con su madre. Los cubanos piensan que los ataques contra diplomáticos en La Habana no tienen pies ni cabeza, pero están sufriendo sus consecuencias.

Hace casi un mes que el gobierno de Donald Trump suspendió sus servicios consulares en La Habana, a raíz de estos presuntos ataques, dejando perplejos a miles de cubanos que pretendían reunirse temporal o definitivamente con sus familiares en Estados Unidos.

“Estaba muy esperanzada y duele mucho que se haya llegado tan lejos para después volver al punto cero. Esto es increíble”, declara Dania Rodríguez, una vendedora de bisuterías, que tramitaba su visa para visitar a una hermana en Miami.

Rodríguez pasó la primera parte del proceso que consiste en completar un formulario y tenía su entrevista final el 28 de noviembre. Hace dos años que no ve a su hermana y ahora ignora cuándo podrá hacerlo.

“Es sumamente doloroso, me siento completamente frustrada, porque no sabes en qué momento la vas a volver a ver”, comenta Rodríguez y lamenta que hay “una confusión muy grande” en torno a este asunto.

Cristina, de 38 años, admite que la tomó “por sorpresa” la suspensión de los servicios consulares justo cuando esperaba su cita final de “reunificación familiar”. Su madre vive en Florida hace cuatro años.

“Daba por seguro que muy pronto iba a poder reunirme con mami”, pero ahora en EE. UU. a ella “le dicen que hay que esperar. Esperar cuánto, nadie sabe”, se queja la mujer.

El Departamento de Estado informó que los cubanos deberán hacer sus trámites de visa en el extranjero, sin precisar cuándo ni cómo.

Apenas se conoce que las visas de emigrante serán otorgadas en la embajada estadounidense en Colombia, y que el resto podrán ser solicitadas en otros países.

Así, los aspirantes a viajar a EE. UU., que ya pagaban 100 dólares de pasaporte y otros 160 dólares por la visa -no reembolsables-, se verán forzados a gastar cientos de dólares adicionales en otro visado, boletos de avión y estadía en un tercer país, una fortuna en una isla donde el salario promedio ronda los 30 dólares.

De la zona de la embajada estadounidense, reabierta en 2015 sellando el histórico deshielo que inició el presidente Barack Obama, se esfumaron los cientos de cubanos que acudían cada día a su cita consular, privando de clientes a los pequeños negocios circundantes.

“Nos hemos quedado sin trabajo”, comenta Luisa, quien tenía en su casa un negocio de “llenar planillas”, completar en inglés los formularios para optar por una visa.

Denunciados en agosto, los misteriosos ataques afectaron hasta la fecha a 24 estadounidenses, según Washington, y motivaron la mayor crisis diplomática desde que Cuba y Estados Unidos reanudaron sus relaciones hace dos años.

El Gobierno estadounidense no culpa directamente a Cuba por estos raros ataques contra su personal, pero la juzga como responsable en calidad de país anfitrión. Cuba negó responsabilidad en los ataques y fustigó la falta de colaboración de Estados Unidos en sus investigaciones.

Cristina piensa que estos ataques son “un sinsentido, una excusa para dañar las relaciones entre los dos países”, mientras que Iván De Hombre, un comerciante cubano de 54 años, los califica de “un pretexto, una farsa total y absoluta”.

Y Rodríguez cree que “tal vez” sea “un nuevo ‘Maine’”, refiriéndose a la explosión del acorazado que en 1898 sirvió a Washington para intervenir en la guerra de independencia de los cubanos contra España.

No hallan evidencias de los ataques

La investigación llevada a cabo por expertos de Cuba sobre los supuestos “ataques acústicos” a diplomáticos estadounidenses no ha hallado evidencias que corroboren esos hechos, según un documental sobre esa trama emitido en la televisión estatal cubana.

Según las conclusiones preliminares de la investigación, que sigue en curso, no hay “ninguna hipótesis sobre el origen” de los hechos, ni se han identificado “posibles autores ni personas con motivación, intención o medios para ejecutar ese tipo de acciones”.

Responsables de la investigación que aparecen en el documental ‘Presuntos ataques acústicos’, se quejan de que “la falta de voluntad” de Estados Unidos de cooperar en el esclarecimiento de los hechos, pues no facilitaron la entrega de la información necesaria.