Contra viento y marea

Contra viento y marea

Según un estudio preliminar de la FAO y el Ministerio de Agricultura, a la fecha, hay pérdidas en sectores productivos de todas las zonas afectadas por el terremoto. Una procesadora de pescado, 11 mercados minoristas, cuatro supermercados, cuatro centr

La solución a la crisis está en el mar. Esa es la convicción de los pescadores artesanales de Pedernales, quienes también fueron afectados por el terremoto del 16 de abril y viven una situación incierta.

Ayer, todavía asustado, Horacio Naula ayudaba a algunos compañeros a preparar sus implementos para realizar una de las primeras faenas, desde el sismo que destruyó gran parte de este balneario manabita.

Él, sin embargo, no ha podido salir a pescar y no sabe cuándo podrá hacerlo. La fibra de su embarcación resultó rasgada por la arena. “A la hora que inició el terremoto yo regresaba de pescar y mi panga fue arrastrada por la fuerte correntada. No la podíamos controlar y se dañó. Podría intentar salir así, pero sería un riesgo”, dijo a EXPRESO.

La versión de Naula coincide con el Primer Informe de Situación elaborado por la FAO y el Ministerio de Agricultura. Varios pescadores, dice el texto, perdieron, además de sus viviendas, sus herramientas de trabajo y otros insumos. En la zona costera de Manabí y Esmeraldas, predominantemente rural, los afectados alcanzarían los 542.000. Muchos de ellos viven de la pesca, la captura de camarón o langostino y la recolección de conchas.

Pero al problema de las herramientas averiadas y el nerviosismo por las réplicas, se suma el dilema de a quién venderán su producto los pescadores.

Este martes, Santos Salazar arreglaba su red en la playa de Pedernales. Desde hace diez días que no salía a pescar. Ayer, tenía previsto zarpar a las 16:00 y permanecer en el mar unas cuatro horas.

Él no perdió sus herramientas porque las guarda en las cabañas del malecón del pueblo, pero sí perdió su vivienda. No podía, dijo, dejar a su esposa e hijos los primeros días, tras el terremoto.

Además, Santos entregaba su producto a un comprador de San Clemente, de quien no tenía noticias desde el sábado del temblor. “Ayer recién nos comunicamos, me hizo el pedido y voy a ver qué tal me va”, dijo.

Aunque no todo lo que se obtiene del mar es comercializado. Una parte es sustento alimenticio de los propios pescadores y de sus familias.

La pesca volvió a Pedernales el domingo pasado. Cuatro embarcaciones fueron las primeras en salir y, paulatinamente, se han sumado otras. Uno de los ‘pioneros’ fue Miguel Jama Anchundia. Luego de seis horas consiguió cerca de doce libras de langostino y algo de pescado que repartió en la comunidad.

“El langostino me lo compraron ese mismo rato las personas que vinieron a ayudar a los damnificados. Nos preocupa que, cuando ellos se vayan, no vamos a tener a quién vender”, contó a este Diario.

¿Qué plan hay para ellos? Patricio Carrillo, coronel de policía encargado de la denominada zona cero, reconoció que el turismo y la pesca eran los motores que movían la economía de la zona norte de Manabí y el sur de Esmeraldas. “El turismo va a demorar hasta que se construya la infraestructura, pero el tema de la pesca es más inmediato y lo podemos reactivar. En eso estamos trabajando”, explicó.

Una de las primeras acciones es la habilitación, lo antes posible, de un mercado pesquero, dijo. Además, el viceministro del Interior, Diego Fuentes, garantizó la dotación de los suministros y las herramientas que se hayan perdido.

Ángel Ortiz espera que las ofertas y el impulso que ofrecen las autoridades se cumplan. Ayer, en horas de la mañana, este pescador artesanal tomó su red, galletas, atún, unas cuantas naranjas y se lanzó al mar, esperando obtener las primeras ganancias en más de una semana.