Victorias azules

Voy en orden. Primero fue la victoria del Emelec, que jugó con el uniforme alternativo pero sigue siendo el Ballet Azul. Con la jornada cumplida el domingo en Manta, el Bombillo alcanzó su estrella número 14. La primera la obtuvo en 1957 y desde entonces soy emelecista, cada vez más fervoroso dado que en los últimos diez años ha logrado seis de sus campeonatos, tres de ellos en Manta, y su primer tricampeonato.

Merecen un gran aplauso los jugadores eléctricos, su cuerpo técnico y su cuerpo directivo. Realizo sin preocupaciones el merecido elogio porque los sé humildes en el triunfo. No se envanecen ni se ponen insoportables como algunos de los que sabemos. No digo nombres por la cercanía de las fiestas navideñas pero, de verdad que suelen ser insoportables cuando ganan algún partido y peor un campeonato. Es que no son hinchas, son fanáticos. Y los fanáticos de cualquier tipo, los fanáticos deportivos, los fanáticos políticos, los fanáticos religiosos y un largo etcétera..., pierden la objetividad y toda capacidad de razonamiento. No entienden ni aceptan otra razón que la propia, aunque aquella con la que discrepan provenga del papa.

Valgan estas líneas, por otra parte, para expresar mi respeto a los jugadores y dirigentes del Delfín. Gran campaña. Muy meritoria. Con ellos hay que integrar una selección nacional que nos vuelva a hacer soñar en una próxima participación en un nuevo campeonato mundial.

Y ahora, la otra victoria azul, la de Sebastián Piñera en Chile. Aunque yo juego en la centroizquierda, le quiero reconocer sus méritos al empresario que decidió entregarse a la competencia política. Pareciera que en el camino también ha logrado aprender la lección de la humildad y con ella adquirió, o acrecentó, el respeto por el otro. Da envidia la madurez democrática del país de la estrella solitaria. Ver a Guillier visitando a Piñera e intercambiando conceptos amables explica, entre otras razones, por qué Chile avanza. Y la percepción la ratifica el diálogo telefónico entre Bachelet y Piñera, continuado ayer. Sin duda, Chile está sobre todo, en su mente y en su corazón.