
La vestimenta puruha se moderniza
La diseñadora Lucía Güillín encontró la medida exacta para actualizar la vestimenta de la mujer puruhá sin perder su identidad. Y con garantía de innovación y exclusividad creó su propia marca: Churandy (Ponte mi ropa, en quichua). Es con la cual viste
La diseñadora Lucía Güillín encontró la medida exacta para actualizar la vestimenta de la mujer puruhá sin perder su identidad. Y con garantía de innovación y exclusividad creó su propia marca: Churandy (Ponte mi ropa, en quichua). Es con la cual viste a jóvenes indígenas que residen en Riobamba, Quito, Guayaquil y Guaranda.
De vender ropa de bebé en el centro comercial La Condamine, en Riobamba, hace cuatro años, ella pasó a comercializar sus propios diseños y a crear nuevas fuentes de trabajo.
Churandy nació de su preocupación al constatar que cada día más jóvenes de descendencia puruhá dejaban a un lado su traje tradicional. Por eso optó por jugar con nuevos modelos, sin perder la esencia del traje ancestral.
“Muchas señoritas quieren vestir a la moda, como los mishus (mestizos), y no usar a diario el camisón hasta más abajo de la rodilla, con mangas largas y bien cerrado; por eso me dediqué a diseñar modelos más modernos pero sin quitar lo que nos identifica”, dice Lucía.
“Nunca quitaré las flores de colores fuertes de los bordadores que nos identifica a los indígenas, nos recuerda a la Pachamama, al campo y de dónde venimos”, subraya.
La clientela ha aumentado y la demanda requirió que Lucía estudiara corte y confección para que su producto sea de excelente calidad. También ha requerido el apoyo de otras artesanas.
“Tengo diseños para fiestas o también para chicas que trabajan en oficinas y quieren estar muy bien vestidas sin perder su traje típico; mis modelos son exclusivos, nunca repito uno”, asegura la emprendedora. (F) PO