No ver, no oir, tampoco hablar

Estados Unidos se encuentra en terrible encrucijada. Como protagonista mundial debe decidir entre tomar medidas duras contra un país árabe, o proteger sus intereses económicos y políticos, quedando impasible frente a un terrible asesinato que ha conmocionado a la opinión mundial. El horrendo crimen ocurrido hace dos semanas se encuentra lleno de misterios, no hay nada oficial hasta el momento. Es la prensa estadounidense la que proporciona información. A la cabeza está el Washington Post que tiene una larga historia de enfrentarse a los presidentes de Estados Unidos, en busca de la verdad; ejemplo: las denuncias Papeles del Pentágono y Watergate. En el reciente asesinato ese diario tiene un motivo muy especial para sacar a la luz toda la información. La víctima fue distinguido periodista que tenía una columna en ese medio. Es el periodista Jamal Khashoggi, saudita que vivía en EE. UU. y era duro crítico del actual monarca de 33 años Mohammed bin Salman, conocido como MBS, que en poco meses ha mostrado su estilo dictatorial. Semanas atrás ordenó la prisión de Saad Hariri, ministro de Relaciones Exteriores de Líbano, cuando visitaba Arabia Saudita. Ahora el suceso ocurrió en Turquía, después de que Khashoggi ingresar a la embajada saudita.

Por un video se conoce que Khashoggi ingresó mientras su novia lo esperaba en el auto. Nunca salió. Al inició los sauditas sostuvieron que no se encontraba en la embajada. El Gobierno turco mostró videos de un avión con 10 pasajeros que habían llegado de ese país árabe la noche anterior del asesinato y el mismo avión despegando la noche del crimen. Después del crimen dos vehículos SUB salieron de la embajada. Se rumoró que el fallecido había conectado su reloj inteligente que mide los signos vitales al celular de su novia y estando dentro de la embajada, el celular registró la paralización. Los turcos agregaron que tenían videos de la tortura y asesinato. Como los sauditas no presentaron el video saliendo, aceptaron extraoficialmente que hubo un accidente en el que Khashoggi falleció.

Hay mucho en juego: dinero y vida humana. Continuará