En El Cóndor.  Ese es el panorama que se observa a lo largo de siete cuadras. Las ramas y los troncos se desplomaron en la tormenta del martes.

Vecinos pasan de la defensa de arboles al pedido de tala

El miedo los ha obligado a replantear sus ideas. Y es que ante el temor de que la naturaleza vuelva a actuar, los moradores de siete sectores del norte de Guayaquil han decidido cambiar la sombra por la seguridad.

El miedo los ha obligado a replantear sus ideas. Y es que ante el temor de que la naturaleza vuelva a actuar, los moradores de siete sectores del norte de Guayaquil han decidido cambiar la sombra por la seguridad.

Carlos Solórzano, quien reside en la ciudadela El Cóndor y fue testigo del desastre que el desplome de seis árboles causó -por efecto de la lluvia- en la avenida Isidro Ayora el martes pasado, por ejemplo, prevé hoy enviar un comunicado al Municipio de Guayaquil para solicitar la tala de tres ficus de casi 10 metros de alto que se levantan en la periferia de su hogar.

“Lo que vivimos esa tarde fue catastrófico”, dice. Las plantas se mecían, las ramas se volaban o se enredaban con los cables de luz. “Nosotros no queremos correr con la suerte de nuestros vecinos, preferimos perder el verdor de nuestro barrio que una vida o nuestra propia vivienda”, agrega.

En otras ciudadelas de la ciudad, como Samanes 4, Guayacanes, Sauces (etapa 6 y 7), Álamos Norte, Alborada y la FAE, el pedido es el mismo. Los grupos barriales y residentes claman por una poda drástica de los arbustos o el retiro completo de estos.

“Yo que siempre me he rehusado a la tala, pido ahora que se actúe. No por irme en contra de la naturaleza, sino porque entiendo que es la mejor decisión, aunque dolorosa, para resguardar nuestras vidas”, señala Alexandra Castro, quien vive junto a un enorme pino de casi 30 metros en Sauces 6.

En diciembre pasado, el Municipio recibió una serie de críticas por haber retirado -por razones similares- 44 samanes que desde hace más de cincuenta años reinaban en los parterres de la avenida Democracia. En ese entonces ambientalistas y moradores, entre los que se encontraba Castro, cuestionaron el hecho de que el Cabildo los deje “sin sombra, aire e historia”.

“Cuando supe a través de las redes lo que se hizo quise armar una protesta. Hoy, que he sido testigo del desastre, en cambio, aplaudo, pienso en la reubicación de las plantas o en esa medida”, comenta.

En los próximos días la dirección de Áreas Verdes municipal mantendrá una reunión con el Ministerio de Ambiente para analizar y determinar cuáles son los puntos más críticos de la ciudad en donde se percibe el problema. Luego se decidirá qué hacer. Esto es, si se tala los árboles o se los poda con el fin de replantarlos en otras zonas, como ya pasó en la avenida Democracia.