Cuanto vale la justicia

Por más de una ocasión he oído cómo recuerdan al expresidente León Febres-Cordero, básicamente porque nos enfrentamos al viejo debate acerca de si se debe negociar o no con terroristas.

Cada uno tiene su postura frente a si debió haber negociado o no, y creo que todos tenemos claro que en las guerras nadie triunfa. Pero se puede evitar que se exacerben los ánimos, que haya impunidad y que se den posturas políticas desafiantes que ahonden heridas de injusticia social. Me explico.

Correa no solo los hizo participar a los AVC en su gobierno, sino que les entregó condecoraciones y exaltó la conducta que años atrás los envió a la cárcel.

Recuerdo que uno de sus integrantes decía que “se crearon como movimiento armado para darle una respuesta a la arrogancia de Febres-Cordero” pero que “festejaban la vida todos los días”.

Yo sigo sin entender cómo festejas la vida armado hasta los dientes, seas de izquierda, de derecha, de movimiento social o estatal.

La violencia genera violencia, viejo refrán, vieja lección no aprendida. Mientras exista el negocio de las armas, drogas, pornografía infantil y corrupción política será casi imposible tener bases sólidas de paz.

Existen fórmulas democráticas para deshacernos de políticos desafiantes y abusadores o de aquellos que no cumplen su mandato, o lo que es peor, que se los descubra cerca de casos de corrupción. Por ejemplo: el juicio político a Carlos Baca Mancheno por incumplimiento de funciones, que tendrá lugar hoy jueves ante el Pleno de la Asamblea Nacional.

Otro ejemplo que vale resaltar es la decisión unánime del Consejo Nacional Electoral al proceso de revocatoria del mandato del alcalde de Loja, Bolívar Castillo, quien persiguió y encarceló a Freddy Aponte por denunciar actos de corrupción en su anterior período. A Castillo hoy el dirigente de transporte Armijos, en calidad de ciudadano, lo acusa de varios abusos en contra de vendedores ambulantes y de otros sectores. Loja podrá deshacerse de Castillo el 24 de junio sin violencia.

Cualquier abuso de poder, civil y estatal, debe ser evitado y castigado, de lo contrario el círculo de la violencia no se detendrá. Pero para ello se necesita una justicia libre.