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Jorge Wated y el ministro de Salud, Camilo Salinas, en un recorrido por uno de los centros del Plan Vacunarse.MARCOS PIN / API

¿Qué pasa si Salud continúa con el ritmo y la gestión actual en el plan de vacunación?

EXPRESO consultó con expertos que desmenuzan el panorama relacionado a la vacunación y los límites para conseguir la llamada inmunidad de rebaño 

Con una vacunación que avanza a cuentagotas, un plan incierto y un escaso seguimiento a los ya inoculados, las dudas sobre si será posible que el gobierno cumpla con el objetivo trazado de inocular contra el covid-19 al menos al 60% de la población y conseguir la llamada inmunidad de rebaño quedan en el aire.

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Hasta el pasado 10 de abril, según registros del propio Ministerio de Salud Pública, ya había 274.160 personas vacunadas en Ecuador. Conforme a esta cartera de Estado, la idea era acelerar el proceso e inmunizar a 50.000 personas por día, algo que, en teoría, permitiría vacunar a cerca de 700.000 personas por mes con las dos dosis necesarias.

Aún con esta aceleración en el ritmo de inoculación, conseguir la anhelada inmunidad colectiva tomaría más de un año. Eso en el mejor de los casos.

En palabras de Patricio Rojas, investigador de la Universidad San Francisco de Quito y director del Colegio de Ciencias Biológicas y Ambientales, mantener el ritmo de vacunación actual podría traer consecuencias a futuro, especialmente de presentarse dos escenarios hipotéticos. Uno ligado a la aparición de nuevas variantes resistentes a las vacunas desarrolladas y otro respecto al riesgo de que la inmunidad que ofrecen las vacunas no sea permanente.

No obstante, aclara que, si bien es muy pronto para decirlo, este último escenario es muy poco probable. Caso contrario al hecho de que se pudieran presentar nuevas formas virales inflexibles a la protección de las vacunas.

En ese punto, Rojas señala que es necesario pisar el acelerador en la vacunación porque de hacerse real ese escenario, los pacientes ya vacunados necesitarán un refuerzo o una dosis de otra vacuna que sí le haga frente a esa nueva variante. Esto representaría un retroceso en el plan de vacunación, ya que esos pacientes volvieran a formar parte de las personas susceptibles a la enfermedad.

Nuestros mayores obstáculos ahora para conseguir la inmunidad de rebaño son el poco stock de vacunas que tenemos y la falta de un plan real para gestionar correctamente las dosis con las que ya contamos

Patricio Rojas, investigador de la Universidad San Francisco de Quito
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Por el contrario, otro sería el escenario si se logra vacunar a la mayor parte posible de la población, ya que eso reduciría tanto el riesgo de la aparición de nuevas variantes, como la posibilidad de que los pacientes vacunados se expongan a esas nuevas formas emergentes del covid-19.

Otro talón de Aquiles de la vacunación en Ecuador está en el mecanismo. Ciudadanos consultados por EXPRESO contaron su experiencia al vacunarse o al acompañar a un familiar durante el proceso. En todos los casos, la constante era la falta de información al paciente.

Tal es el caso de Mishell Ortega, quien acompañó a su abuelo, Luis García de 74 años, a la aplicación de la primera dosis de la vacuna de Sinovac en Santo Domingo de los Tsáchilas. “Primero, le tomaron la presión. Posteriormente, le explicaron las cualidades de la vacuna que le iban a aplicar y eso fue todo”, detalla.

Ortega añade que en ningún momento le informaron que debía mantener las medidas preventivas al contar solo con una dosis. Cabe aclarar que la inmunidad que genera la mayoría de vacunas se consigue posterior al suministro de la segunda dosis.

Respecto a esto, los expertos consultados por este medio coinciden en que hay muchos vacíos informativos en el plan de vacunación del gobierno, no solo respecto a la información que se le brinda al paciente ya inoculado, sino también sobre la que se oferta a la ciudadanía en general que aún no es completamente consciente de la importancia de acceder a este servicio de salud.

Andrés López-Cortéz, científico e investigador del Centro de Investigación Genética y Genómica (CIGG) de la UTE, considera que los mecanismos de comunicación y los mensajes educativos juegan un rol fundamental para que los ciudadanos se sientan seguros de ir a vacunarse.

Debemos educar para que no exista desinformación, pseudo ciencia, ni anti-vacunas

Andrés López-Cortéz, científico e investigador de la UTE

Por su parte, Rojas considera que la falta de información a las personas que ya se vacunaron podría también traer consecuencias. “Se ha comprobado que las vacunas desarrolladas protegen de formas graves de la enfermedad e incluso de la muerte, pero no de la infección. El riesgo con esto es que, si bien los vacunados pueden no desarrollar un cuadro grave, sí es posible que tengan la capacidad de contagiar a otros y eso dificultaría el freno que se le quiere poner al surgimiento de nuevos positivos”, complementa.

Otro factor común entre los casos de los que tuvo conocimiento EXPRESO es la falta de seguimiento a los pacientes vacunados. Algo con lo que no está de acuerdo López-Cortéz, quien considera que el Sistema Nacional de Farmacovigilancia del Ministerio de Salud debe priorizar el control de la eficacia y seguridad de las vacunas en los diferentes grupos etarios.

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A lo que añade que es indispensable desplegar un estudio que permita detectar tanto la producción de anticuerpos como la presencia de linfocitos T luego de la vacunación. 

Para finalizar, este experto cree que también es necesario apoyar a las instituciones que realizan epidemiología genómica en el país para seguir la pista de las diferentes variantes de SARS-CoV-2 que circulan en el país.