Sin duda que el siglo y medio de existencia que cumplirá hoy la Universidad de Guayaquil será de grata recordación para la sociedad, puesto que muchos compatriotas se han formado y obtenido un título profesional en este antiguo centro de educación superior.

Como el nivel de exigencia ha crecido con el paso del tiempo, la alma mater porteña ha buscado perfeccionarse para brindar una educación de calidad a sus miles de estudiantes. Es indudable que ha habido ciertas críticas a este establecimiento sobre todo por no pronunciarse en los últimos años acerca de los problemas políticos, sociales y económicos que han afectado a la nación -lo que podría justificarse por la prepotencia del anterior presidente- pero en el fondo la U. de Guayaquil no ha dejado de lado la misión fundamental de entregar profesionales capacitados para triunfar en la vida. En este sentido, en múltiples ocasiones he escuchado con agrado a ciudadanos de escasos recursos o clase media no solo expresar la satisfacción que sienten de estar cursando allí alguna carrera universitaria sino también he presenciado o contemplado la alegría y emoción de padres de familia al ver que sus hijos han logrado el objetivo de adquirir la profesión que tanto anhelaban.

Con el deseo de que estas cosas cambien por el bienestar de la población estudiantil (perdón por la autocrítica), quiero desear un feliz aniversario 150 a la U. de Guayaquil.

Lic. Jhonny Muñoz Lima