La última oportunidad

La ultima oportunidad

El presidente Correa está perdiendo la última oportunidad de mostrarse como un estadista. El devastador terremoto del 16 de abril le llegó en el último año de su gobierno y en medio de una severa crisis económica. Una fatalidad que, sin embargo, le abría la oportunidad de erigirse como el gran líder de la unidad y la reconstrucción. Ha equivocado el camino.

Los analistas dudan de la intención del último paquete de medidas económicas y solicitudes de créditos internacionales. Cuestionan las iniciativas gubernamentales, creyendo que su afán es recaudatorio, mezclando la necesidad de recursos para enfrentar los daños del terremoto con la urgencia de paliar el preexistente déficit fiscal. Muchos ecuatorianos esperábamos que el presidente anunciara en la primera sabatina después de la tragedia la creación de una especie de Junta de Reconstrucción que no sea dominada por el oficialismo y que se encargase del manejo transparente de los fondos obtenidos para atender la emergencia. Creí que Correa tomaría el ejemplo de otros mandatarios que enfrentaron en el pasado catástrofes similares poniendo en marcha planes estratégicos y transparentes, en medio de una actitud condolida pero digna. Esta ausencia es la que más ha calado, marcándose muy claro en las redes sociales, convertidas hace rato en una suerte de espejo ciudadano.

Ecuatorianos comunes grabaron en sus celulares momentos bochornosos para un jefe de Estado. El jueves 21 por ejemplo, en Tarqui, Manabí, cuando en medio de damnificados que reclamaban se dirigió a uno de ellos diciéndole: “¡A ver, señor, estamos en emergencia nacional! ¡Aquí nadie me pierde la calma, nadie grita o lo mando detenido!”. Difícil admitir que tantos vídeos fueron cortados o editados para hacer daño al presidente, como se argumenta desde el oficialismo. “Hasta me aplaudieron después”, dijo el mandatario. Hay otros casos. Aunque sin amenazas de detenciones, voluntarios trabajando en la zona del desastre fueron impedidos de preguntar al jefe de Estado ¡por no ser periodistas! Un voluntario extranjero fue blanco de la reacción impropia del mandatario. Podría contar más episodios, pero no hacen falta para admitir que el presidente pierde el control y muestra un perfil que no encaja en la figura del estadista que lidera, une, reconstruye.

Lo más reprochable ha sido el desprecio a la solidaridad nacional, incluso de la ayuda internacional, al pedir en efectivo. Decir que con latas de atún no se construyen carreteras es como abofetear al ciudadano común en cuyas donaciones sin firma estaba presente la icónica lata de atún. Tales donaciones convertidas en una avalancha de ayuda solidaria a los damnificados pudieron verse en su real magnitud cuando Jaime Nebot despachó el convoy de 6 kilómetros con ayuda humanitaria; o cuando Mauricio Rodas despedía con emoción y aplausos a los choferes de decenas de camiones que salían desde Quito con toneladas de alimentos y vituallas; desde Azuay, El Oro, Cañar y la Amazonía, no hay rincón del Ecuador donde la solidaridad no se puso de pie. Que el ministro Vinicio Alvarado llame a ciertas contribuciones “solidaridad de teletón” es olvidar el ejemplo de la Teletón de Chile que en la última edición en noviembre pasado llegó a recaudar 42 millones de dólares, que van a obras sociales y que no se consideran caridad sin dignidad, sino simplemente solidaridad.

Es increíble que aun en estos tiempos de dolor se haya puesto en marcha al troll center para afectar a quienes se consideran opositores. Ni Karla Morales se ha librado de ello. Karla es el símbolo de la grandeza solidaria de los ecuatorianos. Ha llevado a la zona 0 más de 250 contenedores llenos de donativos privados, con las infaltables latas de atún.

Se me quedan en el tintero los cuestionamientos técnicos, financieros y legales que ha hecho el exvicepresidente León Roldós, y las preocupantes declaraciones del analista Ramiro Crespo en el sentido de que no se permitió a países como Estados Unidos enviar inmediatamente después del terremoto equipos humanos y técnicos para atender más rápidamente la emergencia. ¿Podríamos creer la versión de que se hizo lo necesario para que Venezuela aparezca como el primer país en llegar con ayuda al Ecuador? Demasiado. Rebasaría los márgenes de todo. Terminaré esta columna diciendo que en mi opinión el presidente Correa está perdiendo su última oportunidad de erigirse como el líder de la unidad y la reconstrucción.