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La ultima despedida

Los cuerpos del equipo periodístico fueron trasladados hacia el camposanto Necrópoli.

Los cuerpos serán sepultados en el camposanto Necrópoli. (Ariana Almeida / Extra)

Antes de las 10:00, la basílica de La Dolorosa, en el norte de Quito, estaba llena. En ese templo se ofreció una misa en memoria de Paúl Rivas, Efraín Segarra y Javier Ortega, el equipo periodístico de diario El Comercio, que fue secuestrado y asesinado en la frontera norte.

Cerca del altar, los féretros se rodearon de mensajes de cariño hacia las víctimas del crimen, que se hizo público el 13 de abril pasado. Una decena de flores cubrían los ataúdes de los tres trabajadores del rotativo capitalino y banderas nacionales arropaban a cada uno de ellos.

En medio del Evangelio, el sacerdote recordó los valores de Paúl, Efraín y Javier. Aquel conmovedor momento desató las lágrimas de la mayoría de los asistentes. En las primeras bancas de la capilla, sus familiares escuchaban las plegarias.

Durante las ofrendas religiosas, se ofreció una cámara fotográfica, una libreta de apuntes y las llaves de una camioneta, en representación de la labor que los tres hombres desempeñaban en el medio de comunicación quiteño.

A pocos minutos de finalizar la Eucaristía, el compositor y activista Jaime Guevara entonó una última melodía; acompañado de la guitarra, coreaba unas palabras para exaltar el oficio.

Yadira Aguagallo, novia de Paúl, agradeció el apoyo recibido por parte del pueblo y pidió que este caso no quede en la impunidad. Al finalizar, el cortejo fúnebre, los allegados salieron en caravana para la despedida final.

Luego de subirlos en las carrozas, los cuerpos fueron trasladados al camposanto de Necrópoli, donde los tres fueron sepultados.

Ortega, Rivas y Segarra fueron secuestrados el pasado 26 de marzo en la zona de Mataje, en la provincia de Esmeraldas, fronteriza con Colombia, donde realizaban trabajos periodísticos sobre el auge de la violencia en la zona.

Poco después, una facción disidente de la exguerrilla de las FARC, autodenominada Frente Oliver Sinisterra, asumió la autoría del secuestro y el 13 de abril el presidente Lenín Moreno confirmó el triple asesinato.

A ese grupo también se le atribuye el secuestro de Katty Velasco Pinargote y Oscar Villacís Gómez, una pareja ecuatoriana que había viajado a la provincia de Esmeraldas, fronteriza con Colombia.