Trujillo: etica y firmeza anticorrupcion

El ser de lo humano se recrea desde la ética en el mundo, la acción-pasión, compromiso, firmeza social y cívica para resurgir en fuerza moral de la sociedad. Por eso habita y habla desde su morada. Trujillo abonó ese terreno desde su mundo de la vida. Paradigma de la capacidad humana para rehacer la historia. Partió el patriarca de la decencia sociopolítica, el derecho y la lucha firme contra la corrupción. Se fue y quedó el viejo maravilloso, de vida transparente y honradez acrisolada. Quiso ser piloto y nos dejó la nave que afrentó las tempestades que montó el correato, del latrocinio, indecencia e inmoralidad.

Su solvencia moral, transparencia y autenticidad ética en los últimos días fue ilimitada e interminable. Supo que esto requería reconstruir la institucionalidad. Sabía que el correato despedazó la patria y se debían recoger sus fragmentos. Procedió a remendarla sin furia, resentimiento ni llanto, dejando el suelo fértil que abona el resurgir sociopolítico del civismo.

De él dijeron: “fue el faro moral del país”. “Entregó su vida a la justicia, la democracia, la defensa de los derechos humanos y la lucha contra la corrupción en Ecuador” (Lenín Moreno). “Será siempre un gran ejemplo de defensa de los derechos y lucha incansable por la democracia en nuestro país” (Cynthia Viteri). “Culminó su carrera política siendo un factor decisivo en la recuperación de la democracia y la institucionalidad del Ecuador. La historia así lo reconocerá” (Jaime Nebot). “Recordar al país que la dignidad, la integridad y el patriotismo son más importantes e imperecederos que el poder y el dinero es el legado del Dr. Julio César Trujillo. Prometo seguir sus pasos por ese sendero de valores y justicia. ¡Hasta pronto doctor Julito!” (Diana Salazar).

Su palabra-acción recrea los valores en tiempos de quiebre ético y corrupción. Fue cruzado contra los corruptos y los que pervierten la moral pública con obscenidad e impudicia política. Ante ellos se erigió como gigante, saneando la política con ética, para la reconstitución de la sociedad, el civismo y la patria. Por eso es el gran patriarca del patriotismo del siglo XXI, que desde lo físico humano trasciende a la virtualidad posmoderna. Ese es su legado.