Tres generaciones

El Dr. Alberto Acosta Soberón, jurisconsulto graduado en la Universidad Central del Ecuador, fue llamado a gerenciar un banco que bajo su conducción y la de dos generaciones más se convertiría en uno de los más importantes del país y mantendría esta calidad durante más de un siglo. El Dr. Acosta Soberón ejerció esa importante y difícil gestión, por más de seis décadas, en una entidad que nacía recién, sin tener acciones ni otro tipo de interés económico en la sociedad que creó el Banco Pichincha, marcando una etapa de dignidad y de eficacia. Por su matrimonio se integró a la familia de quien sería elegido caudalosamente por cinco ocasiones, presidente de la República, el Dr. José María Velasco Ibarra, quien siempre guardaría una especial consideración por él. Una vez que renunciara a la gerencia general del banco, lo sucedería en esa trascendental tarea su hijo, Jame Acosta Velasco, que continuó la línea de su padre en cuanto a honorabilidad y eficacia. Lo conocí cuando fuimos colegas diputados en el Congreso de 1962 y tuve el honor y la satisfacción de proponer su nombre para presidir la Cámara de Diputados, enfrentando a un candidato conservador que pretendía ocupar la presidencia sin contar con los méritos que adornaban a Jaime Acosta. En consecuencia una gran mayoría votó por él y ese gran caballero presidió la Cámara hasta que la dictadura de la Junta Militar clausuró el Congreso. De entre sus hijos hice amistad con Patricio, bastante joven aún cuando el ministro de gobierno Galo Martínez lo nombró su secretario particular; yo ejercía como asesor del ministerio. Ese era un joven extraordinario, limpio de espíritu y con una jovialidad ingenua y clara que hacía que la gente que lo trataba se quedara prendada de él. Antonio ha sido el último de los Acosta que, durante largos años, tantos como su abuelo y su padre, gerenciara el más importante banco del país, en la misma línea de sus antepasados, con pulcritud ejemplar y eficacia, lo que ha hecho del banco un crisol de sanidad moral, competencia y servicio a sus miles de clientes y a la misma economía nacional. Antonio Acosta no se ha retirado del banco, pues ha sido designado presidente del Directorio. Tres generaciones que han marcado una línea que es ejemplo de solvencia moral y de eficacia, espejo en el que se miran entidades bancarias del país y del extranjero.

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