Las travesuras de Vicente

Al parecer mañana será el día en que los ecuatorianos conoceremos la sentencia del caso contra JG, vidrio, o como se llame, y su tío. Veremos si realmente cae sobre ellos el peso máximo de la ley. Esperemos que sea la primera sentencia y no la última por tantos delitos que quedan por juzgar. Lo que es digno de mencionarse es que mientras todo el país seguía con ávido interés el desarrollo de este proceso, al representante del procurador general del Estado se le ocurrió llegar tarde a la audiencia, lo que ocasionó que se declare el abandono de la acusación particular del Estado. Por supuesto, como es usual en estos casos, la soga se rompió por el lado más fino y despacharon a algún subalterno ¿Y el procurador? Bien gracias. ¿Cómo es posible que para uno de los casos penales más trascendentales en la historia del Ecuador, donde uno de los acusados es ni más ni nada menos que el vicepresidente de la República sin funciones, al procurador se le ocurra enviar delegado y no haya estado él personalmente atendiéndolo? Poco prolijo y bastante folclórico, por decir lo menos. No pensemos que con esta sentencia nos debemos dar por bien servidos, aquí falta mucha tela por cortar; el saqueo de nuestro país no puede quedar en una simple sentencia por asociación ilícita y la devolución de unos cuantos dólares. Aquí faltan algunos procesos por abrirse, otros tipos de delitos por denunciarse y más individuos por desfilar ante la justicia para que reciban la sanción que realmente merecen.

Por otro lado, como era de esperarse, el turista vino desde el ático hasta con el nombre cambiado, lo que al parecer provocó que nadie lo recibiera. Luego, cuando ya dijo que sí era él, que había llegado, tampoco pasó nada; hasta su sombra dudaba en seguirlo. Así como vino, se fue. Quedaron en la historia los multitudinarios recibimientos sanducheados, las banderas y camisetas de los pobres funcionarios públicos que eran obligados a seguir a Vicente. Pero bueno, ya hemos de pedir que venga, pero para pagar los destrozos que dejó luego de tanta travesura, durante su extinta administración.