Calle Sucre. Esta es una de las avenidas de la ciudad por donde los buses hacen los viajes de ida y regreso.

El transporte a cuyo paso se deprecian los inmuebles

Jorge Tanato se ha resignado. Llegó al número 1614 de la calle Sucre hace 13 años.

Jorge Tanato se ha resignado. Llegó al número 1614 de la calle Sucre hace 13 años. Entonces tenía la esperanza de prosperar. Su negocio se relaciona con la reparación y mantenimiento de baterías de carro. Su suerte quedó marcada la mañana de julio de 2008. Se cerró el tránsito vehicular por la calle frente a su local para dar paso a los articulados de la Troncal 3 de la Metrovía.

“Sigo igual. Hay semanas que completo para lo mínimo”, dice este artesano. Una situación que parece extenderse a lo largo de esta avenida céntrica, que en su momento estuvo copada de tiendas, ferreterías, talleres mecánicos y venta de cerámicos para pisos.

Para suerte de Tanato, los dueños de los predios ubicados en el sector se han ajustado a la situación. La última vez que le subieron el alquiler fue un año antes de que circularan los articulados por el sector. “Sigo pagando 150 dólares”, dice.

Es como si en la calle hubiese ocurrido de repente un apagón: nada cambió para mejor.

Son sitios que el urbanista Felipe Huerta conoce como ‘sombras urbanas’, palabras que sirven para identificar lugares deprimidos, donde no hay inversión inmobiliaria y decae el valor de los predios.

Para Héctor Macías Carrillo, presidente de la Asociación de Corredores de Bienes Raíces del Guayas (Acbir), son lugares deprimidos y la razón de ser de este efecto: la Metrovía.

A lo largo de la calle Sucre hay locales cerrados, pero lo que sí abundan son los carteles de alquiler y venta que cuelgan de ciertos inmuebles. Como si al paso de este sistema de transporte, los predios aledaños se depreciaran.

Marcos Hidalgo es dueño de tres departamentos y tres locales en ese sector. Dice que le cuesta conseguir inquilino. “En primer lugar, el cartel está ahí y como la acera es poco circulada, casi ni lo ven”, expresa.

En el argot inmobiliario este tipo de fenómeno tiene una explicación: toda obra con fines sociales tiende a generar una afectación en la valoración de los bienes inmuebles por donde se ejecuta.

Una apreciación que comparte Alfredo Enderica, arquitecto y evaluador de bienes raíces. “Pero así como incide en contra de las propiedades que están en su cercanía, también les mejora el panorama para las que están en el perímetro cercano. Eso sucede con la Metrovía”.

En todo caso, como Marcelo Méndez tiene su local justo donde las cosas no van bien, decidió entregar el que alquila en el número 1404 de la calle Sucre. “Estuve 8 años, pero esto no levanta. Mejor no sigo perdiendo dinero”.