La trans que combate la discriminacion desde un ring

Con la cara empolvada, los labios rojos y las cejas perfiladas, la transgénero tailandesa Nong Rose salta al cuadrilátero de Muay Thai con determinación para combatir con fiereza a sus oponentes masculinos y la discriminación.

Su ascenso a la fama ha estado plagado de obstáculos para esta deportista, apodada como “la rosa venenosa” y que se inició en este deporte a los ocho años por influencia de su tío, un afamado luchador retirado.

“Cuando declaré mi sexualidad —a los 13—, al principio la industria del Muay Thai me menospreciaba y me acusaron de partir con ventaja por vestir un sujetador deportivo durante los combates” mientras su contrincantes luchaban a pecho descubierto, rememora la tailandesa, cuyo nombre de nacimiento es Somros Polcharoen.

Actualmente, Rose es la única transgénero en activo dentro de este deporte de lucha considerado nacional en el antiguo reino de Siam y sigue los pasos de Nong Toom, quien se retiró en 1999 —para iniciar su cambio de sexo— tras ser la primera “trans” en romper las conservadoras reglas de esta centenaria práctica.

Entre los hitos alcanzados por Rose está el convertirse —en junio de 2017— en la primera transgénero en combatir en el mítico estadio Rajadamnern, el más antiguo de este deporte y cuyo cuadrilátero no puede ser ni siquiera tocado por las mujeres.

A pesar de su juventud y una larga carrera por delante, que ya le ha llevado a pelear en otros países como Francia o Japón, la púgil tailandesa ya tiene un plan futuro.

“Quiero establecer mi propio gimnasio de Muay Thai para extranjeros y locales (...) e iniciar el tratamiento para una futura intervención para reasignación de género, aunque todavía no he planeado cuándo será”, ambiciona la campeona.

Aunque Tailandia tiene fama de ser un país abierto con el colectivo LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales), grupos garantes de derechos civiles denuncian que se les sigue tratando como ciudadanos de segunda.

“Mi familia siempre estuvo a mi lado (...) Ahora hay una nueva generación, la aceptación es mayor y tiende a mejorar”, confía la luchadora.

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