Tramposos y el doping genetico

El Chavo le preguntó a Quico si sabía lo que le pasaba a los que hacen trampa. “Sí”, contestó, “¡ganan!”. En política, ¿el que la hace la paga? No. El que la hace la gana, dicen en México. El espíritu deportivo supone competir legítimamente (2 Timoteo 2:5). Cuando se gana limpiamente hay plena satisfacción, como en toda actividad. Actualmente el fin justifica los medios y todo vale con tal de ganar. Al engaño se lo ve como viveza. La novedad en el doping es introducir en el deportista células modificadas genéticamente para cambiar su naturaleza, como lo reseñó EXPRESO. Las armas del tramposo son malignas (Isaías 32:7) y Dios las aborrece (Proverbios 11:1).

Miguel Ulloa Paredes