Hasta cerca del mediodía de este miércoles 3 de junio la autopista General Rumiñahui, que sube desde el Valle de Los Chillos hacia Quito, lucía despejada. En el primer día del cambio a amarillo en el semáforo epidemiológico por el coronavirus no hubo largas filas de vehículos para ingresar a Quito o para salir de la capital, por esa vía. 

Solo en el peaje de la autopista Rumiñahui se formó una larga fila de las personas y aglomeración de vehículos que buscaban adquirir el TAG, que es el dispositivo con el que se podrá circular por la autopista y también se podrá utilizar en los peajes de la vía Intervalles y la de Alóag-Unión del Toachi, que están a cargo de la Prefectura de Pichincha.

El pasado lunes la prefecta Paola Pabón anunció que se implementarán cambios en el cobro del peaje a partir de este 3 de junio cuando la ciudad cambia a amarillo el color de su semáforo. El TAG es parte de la automatización anunciada por la Prefectura de Pichincha y busca evitar el cobro manual. Pabón destacó quienes deseen transitar por las vías que tienen instalados los peajes a cargo de la Prefectura deberán contar con el dispositivo de peajexpress. También pueden registrarse en la página web de ese organismo. 

El registro no tiene costo y permitirá que los conductores que tiene el dispositivo efectúen un pago posterior, hasta 15 días después de haber circulado por esas vías. Incumplir el plazo del pago significará el pago del 15 % de salario básico unificado como multa. Con la automatización del pago del peaje se busca reducir el contagio con COVID-19.

En las avenidas oriental, 12 de Octubre, 6 de Diciembre, Patria y calles como la Isabel La Católica, Roca, Reina Victoria y otras tampoco hubo mayor carga vehicular. Pocas personas circulaban por esas vías. Lo que sí se registró en este primer día de semáforo amarillo en esas calles y avenidas es el incremento de vendedores de productos, limpia parabrisas y personas que pedían dinero o buscaban desinfectar los vehículos. Hubo circulación reducida de buses urbanos e interparroquiales.

En los ingresos a los bancos y edificios el guardia de seguridad tomaba la temperatura de las personas, rociaba amonio cuaternario y otros desinfectantes y colocaba alcohol y gel en las manos de los usuarios de los servicios que se prestaban en esos sitios.

En laboratorios se formaron filas de interesados en practicarse las pruebas PCR o pruebas rápidas que habían dispuesto sus empresas. Hubo señalamientos para el respeto de la distancia social y los ciudadanos llevaban mascarillas, trajes de bioseguridad y en algunos casos guantes.

La emergencia sanitaria para frenar el avance del COVID-19 fue dispuesta a mediados de marzo. Hasta este miércoles en el país se registraron 40.966 casos confirmados. Hubo además 3.486 fallecidos reconocidos oficialmente. De ese número 4.166 casos corresponden a Pichincha en donde también se registraron 319 muertes.