La teoria del parche

Luego de haber transcurrido una tercera parte del mandato de este gobierno, es evidente que la estrategia económica preferida es la de hacer ajustes parciales y, a través de una narrativa optimista, enviar mensajes positivos de progreso material y bienestar. Si bien es razonable que un gobierno produzca anuncios de grandes expectativas, no es menos evidente que, en este caso, las palabras superan con creces a la realidad.

Pruebas al canto: el crecimiento está estancado y el incremento en la formación de capital es de unos pocos cientos de millones de dólares (y no de $17.000 millones como erróneamente se anunció). Cuando el ahorro es pobre la inversión (que es lo mismo) es igualmente pobre y no hay creación sino destrucción de empleo. El gobierno tiene que recurrir a endeudamiento para cubrir su nómina y sus gastos operativos y este procedimiento, aparte de violar la ley, es insustentable, como lo estamos experimentando.

El gradualismo no funciona en condiciones de severos desequilibrios, cuando los ajustes no pueden hacerse marginalmente. Hasta hoy ha habido una renuencia a, como se dice popularmente, “tomar el toro por los cuernos” y atacar el problema de fondo cual es el nivel de gasto público insostenible e inviable que caracteriza la gestión de los dos últimos gobiernos. Argumentar que no llenar vacantes es un ahorro peca de ingenuidad cuando no de engaño. Hacer ajustes en los combustibles ataca un problema de distorsión en el uso de recursos, pero, aparte del atavismo político que rodea estas medidas, el gobierno debe entender que la reacción visceral de la sociedad civil contra tal acción tiene menos que ver con los nuevos precios de la gasolina que con la percepción que se tiene de un gobierno sin sentido de dirección, con el resentimiento colectivo por la corrupción y la impudicia que continúan manifestándose, y con el discurso hueco y poco inspirador de quienes deben presentar los argumentos desde el punto de vista gubernamental.

Es la teoría de parches. Ya es muy tarde en la gestión y son muy serios los problemas acumulados como para seguir insistiendo en lo mismo. Se requiere de visión estratégica y entendimiento de la problemática del desarrollo. Un nuevo año siempre incluye propósitos de enmienda; que estos sean los que caractericen el accionar del gobierno.