Tarjeta roja al patan

El mundial de fútbol entró a octavos de final y cada día nos da más sorpresas. Los equipos más pintados, por su calidad y habilidad en este deporte, se están quedando en el camino, mientras que algunos considerados como emergentes sobresalen y pasan a etapas importantes de este torneo.

Una situación similar ocurre en nuestro país y su ambiente político. Los que se creían “cracks” de la política ecuatoriana durante la década perdida, están siendo expulsados, apresados y procesados por delitos con posibles repercusiones criminales. Hasta “cheerleader” tenía el equipo de la nefasta década, pero ese lado del grupo todavía no cae, pareciera que supo mover la cintura y con piruetas de alta peligrosidad, salir campante sin que le caiga el hacha.

Hemos visto y escuchado las declaraciones desagradables del ex número 10 de Alianza PAIS en referencia y ataque directo al actual presidente de la República. Por supuesto, no deberían asombrarnos las barbaridades que dijo, porque él siempre se refirió a sus adversarios con adjetivos descalificadores e insultos callejeros. La miseria humana de proporciones inmundas le aflora cuando llega al nivel de regodearse con la desgracia que le ha tocado vivir a otro ser humano. Eso es inaceptable e inhumano. Demuestra claramente que no tiene ningún tipo de escrúpulo ni argumento de fondo para defender su posición; por el contrario, sabe que carece absolutamente de una defensa sólida que le permita zafarse de los hechos delincuenciales de los que se lo acusa.

Como dijo Paulo Coelho, “la ignorancia se mide en la cantidad de insultos que usan, cuando no tienen argumentos para defenderse”. Este pobre ser humano está enfermo porque se encontró, de un momento a otro, despojado del desmedido poder que ostentaba y sin la corte de adulones y mequetrefes que lo acompañaban y que ejecutaban sus órdenes sin chistar.

¡Qué más se puede esperar de un individuo que tiene denuncias de todo tipo, desde un “supuesto acoso”, hasta un supuesto secuestro! A los árboles los conocemos por sus frutos. ¡Tarjeta roja al patán!