El islote El Palmar, convertido en una barrera infranqueable que alimenta el  bajo caudal del río Daule, sigue acumulando sedimento.

El taponamiento del rio Daule ya genera efectos

Expertos apuntan a que hay que hacer una intervención integral de la cuenca. Prevén inundaciones y daños por falta del dragado.

Carmen Yance mira al río Daule, preocupada. El caudal le genera inseguridad. Tanto ella como sus vecinos de Mucho Lote 2 han visto cómo antisociales han huido por los bancos de arena que se acumulan en el agua. Y ese mismo afluente, cuando hay marea alta, socava las riveras frente a su casa.

La sedimentación por la falta de dragado en el río es el problema, apunta y coincide con Pablo Donoso, residente de la urbanización Entre Ríos y de la directiva de la Federación de Organizaciones Sociales de La Puntilla (Foslap).

La inseguridad se suma a la lista de problemas que podrían agravarse si esta intervención continúa posponiéndose. El más grave: las inundaciones. “Cuando hay aguaje, sube la marea y, si las tubería de agua lluvias están al mismo nivel del río, puede entrar a las calles. Eso, en época de verano, ahora imagínese cuando hay lluvias y aguaje a la vez”, alerta Donoso.

Sin embargo, y al igual que a residentes de La Puntilla, la inseguridad es el tema que más les alerta. Como ya expuso EXPRESO en ediciones pasadas, los delincuentes usan el río para ingresar a los domicilios. “Desde Entre Ríos hacia el sur hay unos 50 metros de playa. Ese tramo, desde el punto de vista de seguridad, se ha convertido en un punto vulnerable, de libre acceso”, alerta.

El punto crítico, señala Pablo Suárez, hidrógrafo y quien fue parte del Instituto Oceanográfico de la Armada del Ecuador (Inocar) está en el islote El Palmar, formado por estos sedimentos y que continúa acumulándolos.

Si no se realiza el dragado, esta disminución del paso del agua en los alrededores de El Palmar formará un represamiento. “Esto hará que el tirante de agua se dé hacia arriba, crezca. Y si coincide (la marea alta) con una tormenta, el nivel de agua va a demorar en bajar y no se drenará de la ciudad”, explicó y adelanta que las inundaciones, tanto en Guayaquil como en Samborondón, continuarán. Este taponamiento, indica, podría poner en peligro las riveras frente al islote, si no se actúa con rapidez.

“Llegará un momento en que el islote se unirá con La Puntilla o con la zona del aeropuerto, el agua no podrá fluir libremente y saldrá por las ciudadelas”, analiza Jacinto Rivero, ingeniero civil y quien formó parte de la desaparecida Comisión de Estudios para el Desarrollo de la cuenca del Río Guayas (Cedege).

Eso, a largo plazo; pero desde ya adelanta que en los siguientes inviernos la situación irá empeorando paulatinamente. “Guayaquil tendrá problemas de inundación más serios”.

Esto lo conocen a la perfección Eduardo Moreno y su esposa Blanca Díaz, quienes llegaron a vivir a Sauces 6 hace 30 años. Ellos ya están resignados. Saben que cada invierno las ventas de su local de cárnicos baja porque la calle principal del sector, la Gabriel Roldós Garcés, se convierte en un río.

“No solo es la incomodidad de que esto esté lleno de agua, sino que los negocios de acá bajan las ventas. Algunos han tenido más pérdidas porque se dañan sus productos y su infraestructura”, comentó el hombre, oriundo de Los Ríos.

Incluso, aclara su vecino Manuel Restrepo, cuando hay marea alta, no hace falta que llegue la temporada invernal para que el agua anegue la zona. Dice que esto disminuyó cuando construyeron un ducto cajón, pero no erradicó el problema.

Gilberto Martínez, ingeniero civil y docente de la facultad de Ingeniería Civil y Arquitectura de la Universidad Católica, explica que los colectores de drenaje de aguas lluvias pierden eficiencia porque su salida final al río Guayas se encuentra obstruida con sedimentos.

“Actualmente cuando llueve y las zonas bajas de la ciudad se inundan, se producen pérdidas sociales y económicas muy altas en la comunidad, que incluyen la paralización de sus actividades”, precisó.

En La Puntilla, Mucho Lote 2 y Sauces 6 saben que el dragado es la solución que han esperado desde hace años, pero luego de tanto tiempo, lo ven lejano y ruegan porque la situación no empeore.

Los expertos

“Se necesita del dragado más la obra hidráulica”

De acuerdo a Pablo Suárez, el dragado no le va a dar solución a la cuenca del río Guayas, pero sí va a aliviar sus riveras. La solución es un plan integral para la cuenca, que involucre el dragado pero también una obra hidráulica. “Guayaquil es una ciudad plana, que está sujeta a inundaciones y tiene que tener habilitado su drenaje”.

“Hay que reforestar la cuenca”

Marcial Calero explica que el problema de la sedimentación es típico de todos los estuarios, pero pueden desacelerarse con reforestación.

“La idea sería tratar de hacer un manejo integral (de la cuenca), porque si solo se hace el dragado en la parte baja, después de dos o tres años se podría tener un problema semejante”, explicó.

“Se puede mover el material sin extraerlo”

Para Jacinto Rivero, quien fue parte de la Comisión de Estudios para el desarrollo de la cuenca baja del Río Guayas (Cedege), además del dragado se pueden construir estructuras hidráulicas que posibiliten la remoción del material sin necesidad de extraerlo con una draga, para que fluya por sí solo. “El material se depositaría más abajo, pero donde no cause problemas”.

“La academia debe unirse con las autoridades”

Para Gilberto Martínez, el dragado es una solución que no durará mucho tiempo. Sugiere que la academia haga equipo con las autoridades.

“Se deben perfeccionar otros procesos que eliminen los sedimentos sin causar impactos ambientales negativos. Los dragados son costosos y a medida que se incrementen los procesos sedimentológicos, será necesario hacerlos con más frecuencia”.

50 años de espera

El dragado que no llega

Del dragado del Guayas se comenzó a hablar hace cincuenta años, cuando la fuerza del río era alta y no se habían construido obras como la represa Daule Peripa y los trasvases a la Península de Santa Elena, que años después le restaron caudal.

La necesidad del dragado se volvió urgente cuando empezó, hace más de 20 años, a divisarse un playón que posteriormente fue bautizado como el islote El Palmar. Su crecimiento ha llegado al punto que más que islote parece ir camino a convertirse en una isla que obstaculice completamente el paso del torrente débil del Daule.

El correntoso y potente río Babahoyo, que le cierra paso al Daule en su desembocadura al Guayas, ha convertido a la sedimentación en ambos en un problema gigante para los habitantes que están en sus riberas: Guayaquil y Samborondón. Las consecuencias inmediatas: inundaciones.

A pesar de los múltiples ofrecimientos y hasta la firma de un contrato de dragado, en la administración de Jimmy Jairala, la solución no llega. ¿Cuánto más debe esperar la ciudad para el dragado? Una pregunta a las autoridades que aún no tiene respuesta.

Cronología

18/04/2018

El prefecto de ese tiempo, Jimmy Jairala y el capitán Carlos Ruales, de la Armada firmaron la adjudicación del dragado del río Guayas.

21/08/2019

El prefecto Carlos Luis Morales anunció la terminación unilateral del contrato, asignado a la Armada del Ecuador.

02/09/2019

Morales presentó una denuncia ante la Fiscalía sobre supuestas irregularidades en el contrato.

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