En el taller de los hermanos Zhañay se fabrican las tablas para practicar el surf en el cantón Playas.

Las tablas del canton Playas surfean por todo el mundo

Dos artesanos del balneario guayasense aprendieron de un extranjero el arte de elaborarlas. Hoy las exportan a todas partes y además atraen al turismo.

Montados en troncos de balsas, de esos que son arrastrados por las corrientes, los hermanos Jimmy y Milton Zhañay Lindao crecieron desafiando las olas e imitando a esos pocos surfistas que entonces llegaban a General Villamil (Playas) con sus grandes tablas Hawaianas.

Eran los años 70 y los Zhañay, que eran solo unos niños juguetones, no imaginaban que sus vidas estarían ligadas por siempre al deporte náutico del surf; tampoco imaginaban que ambos serían capaces de convertir esos livianos maderos en las mejores tablas; y, mucho menos, que estas se deslizarían sobre las olas de los más lejanos mares del mundo.

Jimmy, hoy de 48 años y Milton, de 46, aprendieron el oficio de la artesanía a escondidas, metiéndose al taller del gringo Andrés, un extranjero afincado en Playas y quien era el único que las fabricaba acá. Este, al ver el interés de los chicos, les enseñó el oficio. Luego de unos años y ya con la destreza suficiente, los Zhañay pusieron su propio taller. Comenzaron reparando las tablas de foam (espuma) que llegaban desde el extranjero. “Nosotros cambiamos la espuma por balsa y quedaban nuevas y livianas”, recuerda Milton.

Ese cambio de material le gustó mucho a sus clientes, mientras la práctica del surf se iba extendiendo por el país. “Nacieron nuevas técnicas en este deporte, a las que teníamos que adaptarnos con la fabricación artesanal de las tablas. Entonces las de balsa tuvieron mejor acogida, especialmente en clientes europeos, porque duran más y son más manejables”, cuentan los artesanos.

Estas planchas se hacen de acuerdo el nivel de los surfistas: profesionales en diversas categorías; principiantes; y por edades. Las hay de 6.0, 7.0, y 8.0 puntos. Usando modernas técnicas, pero siempre conservando el trabajo artesanal, estos maestros playenses pueden hacer hasta 5 tablas al mes.

Como valor agregado quienes compran sus tablas reciben clases gratis de surf.

El trabajo de los Zhañay fue conocido por Daniel Pimentel, un surfista que triunfaba en el extranjero, quien los presentó al alemán Stefan Wecka, quien vino con un proyecto de innovación de las tablas.

En Europa, se cuida mucho el medioambiente, por eso nació la idea de hacer tablas ecológicas recubiertas 70 % de resina orgánica y 30 % de resina industrial. Las tablas de balsa ya no tendrán cámara (un vacío en medio). Este será ocupado por un fon (poliuretano), para que sean flexibles y no se rompan.

La goma y otros materiales vienen del exterior. Solo la materia prima, la madera de balsa, es de acá. “El talento y creatividad es de los cholos playenses”, añade Milton.

El producto es enviado a Alemania, donde la recubren con resina orgánica (brillo). Allá comparten la marca de la tabla. En Ecuador la marca es Zhañay Surf Boards y en Alemania le ponen la marca de ellos, “pero de nuestro modesto taller sale todo hecho”, refiere Jimmy.

En las playas de Alemania, Italia, Australia y otros países siempre hay una tabla de Playas.

“En Ecuador prefieren comprar lo de afuera, porque la artesanía ecuatoriana no es del todo valorada pese a su calidad, que cumple con estándares internacionales” dice Jimmy Zhañay. Por eso, con la innovación buscamos conquistar el mercado sudamericano”.

Enseñanza

Un ‘gringo’ que ayudó a los lugareños

El ‘Gringo’ Andrés Yagual es parte de la historia de los playenses. Llegó desde San Diego, California, a mediados de los 70, como misionero del Cuerpo de Paz. Su verdadero nombre es Andrés Kosmiski y su primer amigo en estas tierras fue Jacinto Yagual, un conocido ebanista del cual adoptó su apellido. El extranjero aprendió las costumbres de Playas y a la vez enseñó a los lugareños a elaborar las tablas de surf. Ya casi no trabaja. Hoy prefiere que se promocione el talento local.

El artesano Jimmy Zhañay, uno de los exdiscípulos del Gringo, dice que el primer sitio del Ecuador donde se practicó el surf fue en su natal Playas y que luego se extendió hasta Salinas, donde incluso se realizó un campeonato mundial de este deporte.