Ausencia. Los vecinos de la ciudadela 9 de Octubre improvisan una cancha de voleibol en una de sus calles.

El sur hace turno para jugar

La cantidad de habitantes crece en la zona, pero no los espacios deportivos. En muchos sectores el cierre de las calles y parqueaderos es la única opción.

Los ánimos están latentes, la ropa deportiva puesta y el balón seguro. Solo les falta la cancha. A falta de esta, han marcado con líneas amarillas una parte de la calle Pedro Saad Niyaim y tendido una malla que cruza de vereda a vereda. Así juegan voleibol los martes, jueves y sábados por la noche unos 30 vecinos de la ciudadela 9 de Octubre.

“A pesar de que esta ciudadela tiene el nombre de una fecha tan importante para Guayaquil (como es la independencia), nunca ha sido atendida con una cancha”, observa Aníbal Velasco, uno de los residentes.

En ese mismo barrio, todos los sábados los moradores organizan partidos de índor y para eso utilizan uno de los parqueaderos. “Ese día se sacan los carros y se deja el espacio para que nos sirva de cancha”, comenta Velasco.

“Llegan hasta seis equipos, pero muchas veces no todos alcanzan a jugar, porque el límite no es el tiempo sino un marcador de 2-1”, añade.

Como la 9 de Octubre, son muchos los sectores del sur que carecen de canchas para practicar índor, voleibol, fútbol y demás deportes. Así lo verificó EXPRESO la semana pasada en un recorrido.

En ediciones anteriores, este medio mencionó la falta de espacios recreativos para bailar y cenar en las noches, como sí los tienen el norte y el centro. Las canchas se suman a la lista de faltantes en el sur, sector con alrededor de 600.000 habitantes.

En la ciudadela La Saiba el problema es similar. Aunque el barrio cuenta con dos canchas de índor, solo en una hay actividad abierta al público. En la otra hay restricciones para quienes no son del barrio.

A la primera, Marcos Gómez, de 20 años, acude con frecuencia en las tardes a ‘hacer fila’ para poder jugar. “A veces espero hasta una hora por el turno, mientras llegan mis amigos. Y si llega otro grupo a la vez, jugamos un partido contra ellos y si ganamos nos quedamos con la cancha. Y si no, nos vamos a buscar otra”, explica el joven, quien vive en Las Acacias y dejó de ir al parque Samanes, por la distancia.

En la ciudadela Tulipanes, donde vive Mario Vásconez, tampoco hay canchas y por eso él va a las de la Pradera 2 donde, a pesar de que hay varias canchas, igual le toca esperar porque la demanda de deportistas es bastante alta.

No son los únicos sectores en los que faltan espacios deportivos. Los barrios Centenario, Cuba, Los Almendros y la Pradera 1 son otros por contar. En zonas del suburbio la situación es igual, de ahí el cierre de varias calles para practicar índor, especialmente los fines de semana.

Tras esta carencia en el sur, algunos negocios que ofrecen canchas se han creado y cada vez tienen más rentabilidad. Ejemplo de aquello es el complejo La Canchita del Astillero, ubicada en la avenida Los Esteros.

A ese polideportivo diariamente acuden al menos 10 equipos para hacer uso de las tres canchas con césped sintético que hay. Cada hora en las canchas grandes cuesta $ 40 y en la pequeña $ 35. Los viernes el precio por cada una se incrementa $ 5.

“Aquí hay un buen ambiente. Mientras juegan o descansan ponemos música, vendemos bebidas y hay un área donde se puede compartir una comida”, comenta María José Bravo, administradora de ese complejo deportivo.

El urbanista Luis Alfonso Saltos considera que la cantidad de canchas simplemente ya no es suficiente ante las necesidades de los habitantes del sur.

Asegura que hay que dotar de más espacios recreativos a los sectores sureños y que para no tener que intervenir con rediseños en espacios públicos se podrían hacer “convenios con unidades educativas del sur, donde hay canchas que podrían ser usadas en las tardes por los vecinos del sector” recomienda.

Cree que eso podría mejorar la seguridad del barrio, generar puntos vecinales de concentración y dar mayor movimiento comercial a las tiendas aledañas a las escuelas y colegios.