4.Supertucanos. La vigilancia aérea también se incrementó en la zona de Mataje, tras el atentado del martes.

Estado de sitio en San Lorenzo tras el atentado

Hipótesis. El grupo disidente de las FARC liderado por alias ‘Guacho’ es el probable autor del atentado en Esmeraldas, según la Policía colombiana.

Mataje, una de las 24 parroquias del cantón San Lorenzo, Esmeraldas, está prácticamente aislada desde el martes. Solo sus habitantes, que constan en un registro, pueden ingresar previo un estricto control de un grupo de uniformados que pertenecen al destacamento de Infantería de Marina acantonado en ese lugar. El puesto de control se encuentra a dos kilómetros del centro poblado y a 12 kilómetros de San Lorenzo.

Ellos instalaron un puesto con obstáculos en medio de la vía para impedir el ingreso de extraños. Su preocupación no es gratuita. A un kilómetro y medio de allí, tres de sus compañeros fallecieron el martes producto del ataque de grupos delincuenciales vinculados al narcotráfico. Se trataba de los tres primeros integrantes de una patrulla que se desplazaba a pie haciendo un último barrido por una alerta de bomba recibida el día anterior, según información proporcionada a EXPRESO.

Los destrozos fueron ocasionados por un dispositivo que habría sido colocado en el suelo unos dos días antes, cerca de la unidad militar y en la línea de Mataje.

En ese poblado habitan unas cien familias, de las cuales al menos cinco son colombianas. En el pueblo hay miedo y preocupación, pero “todo está tranquilo”, aseguró un hombre de unos 35 años que a las 15:30 de ayer salió hacia San Lorenzo para hacer una transacción bancaria. Eso explicó a los militares y cruzó el control. El ciudadano, que prefirió no identificarse, contó a este Diario que en el poblado no hay mayor presencia policial ni militar. Su aspiración es que la situación se normalice para retomar sus actividades. Él fue uno de los pocos que accedieron a conversar con los periodistas.

Quienes no tuvieron mucho éxito para cruzar el control fueron dos miembros de la seguridad de una hacienda de palma africana. Los uniformados pidieron que apaguen el motor del vehículo todoterreno verde y que expliquen su destino. Luego les dijeron que no podían pasar. Ellos dieron la vuelta y dejaron el lugar.

Todos los que se acercan a Mataje son registrados y los documentos de identificación se fotografían. Ayer, mientras un equipo de EXPRESO cumplía este trámite aviones supertucanos sobrevolaron el espacio aéreo efectuando tareas de reconocimiento.

El control se reforzó tras el ataque del martes, pero no es algo reciente. Antes de ese día la circulación nocturna ya se había restringido por el atentado que destruyó el destacamento policial de San Lorenzo, que provocó destrozos materiales y personas heridas, a finales de enero.

En San Lorenzo los habitantes también prefieren guardar silencio ante el temor de posibles represalias de los grupos irregulares. Los militares tienen prohibido dar declaraciones y dirigen a sus superiores para ello.

Los que hablan piden no ser identificados. Uno de ellos, que habita cerca de la Brigada de Infantería Naval, contó a EXPRESO que hay preocupación por la presencia de los grupos especiales de la policía en el centro de la ciudad. Se refiere a los comandos del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) y del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) alojados en hoteles cerca del puerto y en el centro. “Es peligroso porque el objetivo son policías y militares”, lamentó. Solamente ayer llegaron 250 más.

Precisamente en el sitio donde se instalaron los efectivos del GOE ayer se recibió una alerta de bomba, similar a la que precedió la explosión registrada el martes con la patrulla militar. Hasta el cierre de esta edición no se conoció si la alerta fue real o no.

Después de cada ataque, los pobladores intentan volver a su rutina. Eso sucedió ayer, pero con extremas medidas de seguridad. Agentes del GIR verificaron con sus canes amaestrados las dependencias públicas, como por ejemplo el edificio del Municipio de San Lorenzo.

La presencia de los policías ya no llama la atención a los lugareños mientras desarrollan sus actividades cotidianas, apertura de locales comerciales o desplazamientos hacia el Puerto de San Lorenzo. “Estamos asustados, esto no había pasado antes”, comentó una mujer de unos 60 años que prefiere no revelar su nombre. Ella tiene un local que distribuye agua y cerveza. Por el estado de excepción, que rige desde el 27 de enero cuando ocurrió el primer ataque en un cuartel policial en San Lorenzo, la cerveza solo se vende si se lleva al otro lado del río Mataje, señala.

Los controles militares también se incrementaron en los accesos a San Lorenzo y en la zona urbana, aunque los pobladores sienten que no es suficiente.

El comandante de Policía Ramiro Mantilla, que llegó la tarde de ayer, explicó que se implementará el uso de drones para monitorear la zona. Fausto Olivo, jefe de Criminalística, confirmó que el atentado del martes lo causó un artefacto casero que habría incluido el uso de fertilizante y clavos. Para hoy se anunció la presencia en Esmeraldas de la vicepresidenta María Alejandra Vicuña, así como de los ministros de Interior y Defensa.