
El simulacro que fue real
La fuerte lluvia que cayó hasta las ocho de la mañana de ayer en Esmeraldas hacía presagiar alteraciones en el simulacro de terremoto y tsunami preparado para las nueve en esta provincia y Manabí, pero que comenzó quince minutos tarde.
La fuerte lluvia que cayó hasta las ocho de la mañana de ayer en Esmeraldas hacía presagiar alteraciones en el simulacro de terremoto y tsunami preparado para las nueve en esta provincia y Manabí, pero que comenzó quince minutos tarde.
Las sirenas del Sistema de Alerta Temprana (SAT) anunciando el ejercicio sonaron al mismo tiempo, y desde el cuartel central del Cuerpo de Bomberos salieron cuatro camionetas llamadas ‘de ataque rápido’ con sus sirenas también encendidas para alertar a la población.
Faltaban veinte segundos para que se cumplieran los primeros ocho minutos del simulacro que implicaba evacuaciones hacia sitios seguros, cuando un temblor de tierra, de 5,4 grados en la escala de Richter, sorprendió a todos.
María Oyarvide, que desde la esquina de las calles Bolívar y Juan Montalvo miraba a los encolumnados colegiales dirigirse a la Plaza Cívica, sintió el remezón y angustia. Por unos segundos pensó que todo era parte del simulacro, pero los gritos de temblor y la precipitada salida a la calle de sus vecinos le hizo entender que todo era real.
Aturdida, sin saber muy bien qué hacer ni a dónde ir, hizo dos llamadas telefónicas. A través de ellas se enteró que estaban retirando a los niños de las escuelas y partió a buscar a su hija a la institución.
Como ella, los habitantes de Atacames, el lugar del epicentro, fueron sorprendidos por el sismo cuando muchos ya estaban en las denominadas áreas seguras. Mayuri Sánchez se contrarió porque sintió que los organizadores no entregaron información inmediata.
La sala operativa del sistema ECU-911 registró 16 llamadas de consulta e hizo un monitoreo de la población a través de las 207 cámaras de videovigilancia instaladas en la provincia.
Al movimiento de 5,4 grados le siguieron otros de menor intensidad que pusieron nerviosa a la población y provocaron la suspensión de clases.
Aunque el sismo se sintió fuerte en Atacames y Esmeraldas, no ocurrió lo mismo en Manabí, donde empleados públicos, estudiantes, militares, policías y organismos de socorro también participaban en el simulacro y ni siquiera sintieron el temblor.
Los organizadores lo calificaron de exitoso, pero Luis Sandoval, un morador del barrio Miraflores de Manta, cree que faltó involucrar más a la comunidad que desconocía del ejercicio. “Hubo poca participación”, dijo.
En Manta, los participantes corrieron hacia los sectores Las Cumbres y Cerro de Montecristi, consideradas zonas seguras. Pero en el barrio La Dolorosa, sus habitantes se alarmaron cuando un bus, lleno de abuelos, del Patronato Municipal, llegó al lugar después de la evacuación. La comerciante Teresa Zambrano reconoce que ella, como muchos, recién se enteraron del ejercicio cuando las sirenas comenzaron a sonar.
Las fallas
El desinterés
Bower Bailón, alcalde de Jaramijó, aseguró que la Municipalidad invitó a la población a participar en el evento, pero piensa que hubo desinterés. José Mero, pescador de ese cantón, cree en cambio que lo que faltó es socialización e información de las rutas de evacuación y de escape. Él no supo a dónde ir con su familia.
Vías sin señales
Jorge Zambrano, alcalde de Manta, reconoció que aún falta colocar las señales en las rutas de evacuación hacia las zonas seguras. “Vamos a presentar un proyecto a la Secretaría de Gestión de Riesgos para solicitar el financiamiento que nos permita contar con las señaléticas”, indicó.