Sillon de Olmedo 3

En el programa televisivo Ayúdame Henry pasaron esta semana una secuencia de denuncias de pobladores de Sauces 1 respecto al daño que producen las pandillas de delincuentes que operan en ese sector, sembrando el terror de las familias a pesar de que una UPC está a media cuadra del paso de los pandilleros y que las cámaras de seguridad del 911 tienen los videos de registro.

Se podría decir que es un hecho aislado, ya que las autoridades insisten en que la delincuencia ha bajado, pero no es así, ya que todos nosotros tenemos algún familiar o amigo cercano que ha sido víctima de un robo, con arma letal, o ha sufrido algún secuestro exprés.

Según el Índice de la Paz (GPI) que publica el Instituto de Economía y Paz, que se mide anualmente, al 2018 Ecuador se posicionó en el puesto 75 de 163 países analizados, índice que mide tres componentes, militarización, la cual es baja en nuestro país; conflictos internos, que tenemos muy pocos, pero en el tercer componente, que es sociedad y seguridad, realmente estamos mal. Desde 2017 a 2018 hemos empeorado, pasando del puesto 66, al 75. No es de extrañarse entonces que las familias se rodeen de murallas y portones para vivir en paz.

Desde 1996 existe el Programa Ciudades más Seguras de ONU-Hábitat, tiempo que le ha permitido adquirir conocimientos sobre las causas de la inseguridad ciudadana y refinar los enfoques sobre cómo abordarlas. El programa tiene un enfoque holístico, integrando a diferentes niveles gubernamentales y multisectoriales para mejorar la habitabilidad y la calidad de vida de las personas que residen en las ciudades, basado en el convencimiento de que una buena gobernanza, planificación y gestión urbana pueden mejorar la seguridad de las familias que habitan en las urbes.

¿Será que los diecisiete (17) candidatos ya tienen lista la carta para aplicar al programa para armar sus estrategias de seguridad? ¿No? Aún hay tiempo; inviten, escuchen, estudien, asesórense, propongan, construyan junto a las fuerzas vivas de la ciudad el futuro promisorio que nos merecemos.