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Los silencios de la campana

Los planes de Gobierno ya son públicos. Pero también generales. EXPRESO apunta las dudas sin resolver.

Cuenca. El binomio del Acuerdo Nacional por el Cambio, Paco Moncayo y Monserrat Bustamante, se metieron a la cocina para ayudar a preparar la comida para el almuerzo con los transportistas del Azuay. Después estuvieron con sus militantes en la Plaza Cívic

Los planes de Gobierno ya son públicos. Pero también generales. EXPRESO apunta las dudas sin resolver.

Lenín Moreno

El candidato oficialista lidera la lista de interrogantes. Desde que inició la campaña ha evitado fijar posiciones en los temas críticos de la herencia correísta: la Ley de Comunicación, el Impuesto de Salida de Divisas, la carga burocrática del Gobierno central, el gasto en propaganda. En el plano internacional se ha excusado de pronunciarse sobre la crisis del chavismo venezolano y la cercana política exterior que Carondelet ha mantenido en defensa de Nicolás Maduro. Tampoco se ha pronunciado respecto a la exigencia opositora para que su compañero de fórmula, el vicepresidente Jorge Glas, responda en la Asamblea por el escándalo de corrupción en Petroecuador. Todos estos silencios le han merecido la etiqueta de “candidato impuesto”, que le endosa CREO o el “Correa con máscara”, que le atribuye el PSC.

Guillermo Lasso

El candidato de CREO-SUMA lleva la bandera del millón de empleos. En su propuesta de Gobierno, sin embargo, no queda clara su postura sobre la flexibilización laboral. Su propuesta, por ejemplo, habla de “simplificar los requisitos para la vinculación y desvinculación” de los empleados. Una línea que, a criterio de oficialistas como María Augusta Calle, abre la puerta al “feriado laboral” y que, en la propia oposición, (léase Cynthia Viteri, PSC) creará “más desempleo”.

El líder opositor ha negado una reforma laboral en camino, pero aboga, al mismo tiempo, por ampliar las modalidades de contratación sin dejar en claro cómo y cuáles son los límites.

Por otra parte, en el ámbito público, su promesa insistente es “la reducción del tamaño del Estado”. Sobre el tema no ha especificado nunca ¿cuánto debe reducirse? ¿Cuántos ministerios dejarán de funcionar? ¿Cuántos empleados públicos no verán renovados sus contratos? ¿O en qué plazo se dará esa reducción?

Su promesa se sustenta, en gran parte, en la eliminación de 12 impuestos y supera las potestades del presidente de la República que, en este caso, solo cuenta con capacidad de iniciativa, la aprobación recae sobre una Asamblea Nacional, a la que las encuestas no atribuyen mayorías absolutas para ningún partido.

Cynthia Viteri

La candidata socialcristiana ha propuesto “reemplazar deuda cara por deuda barata”. Su planteamiento económico, sin embargo, no da más luces: ¿Reemplazarla con quién? ¿Bajo qué condiciones? ¿Hasta qué punto puede el próximo Gobierno ajustarse en la medida que solicitan los organismos multilaterales? A su propuesta económica se agregan las banderas: alzar los sueldos y bajar la energía eléctrica; pero no le ha puesto cifra a las palabras. Empresarios críticos consultados por este medio aseguran que el acuerdo directo entre empleado-trabajador propicia la “precariedad laboral”. El 84 % de la informalidad en el país está sujeto a esta modalidad.

En el plano institucional, donde la candidata promete proponer “reformas y mecanismos” para recuperar la autonomía de las Funciones del Estado y los entes de control. El cómo, el mecanismo de selección que propondrá si lograr aniquilar al Consejo de Participación Ciudadana para designar fiscal general y contralor, aún no se aclara.

Los cuarteles de campaña de Lasso y Moncayo acusan al plan de Viteri de “estar pintado con brocha gruesa”.

Paco Moncayo

El candidato de la Izquierda Democrática ha declarado la necesidad imperiosa de reducir el Gobierno a 15 ministerios, más de la mitad. Asegura que los funcionarios públicos no serán despedidos sino “reubicados”. Los detalles de esa reubicación están pendientes: cómo y bajo qué criterios se puede lograr.

En el plano institucional, su postura contra la corrupción apunta a retomar las comisiones cívicas anticorrupción; el candidato, sin embargo, no ha sabido aclarar su posición frente a las autoridades de control que heredará del correísmo como Fiscalía General y Contraloría. Estos silencios le han valido críticas relacionadas a su “tibieza opositora” en tiendas de centroderecha.

Dalo Bucaram

El candidato de FE propone una renegociación de la deuda que implica transparentar los contratos y reconocer las “obligaciones crediticias legítimas”. Al respecto, no ha aclarado qué hará con aquellas que considere ilegítimas y cómo vuelve compatible esta propuesta con la promesa de estabilizar la economía del país y atraer inversión extranjera.

En materia electoral, el candidato se ha negado reiteradamente a responder a qué tienda política brindaría su respaldo en caso de una segunda vuelta.

Los demás

El resto de candidatos también dejan cabos sueltos. Iván Espinel, de Fuerza Compromiso Social, no ha sabido explicar cómo logrará llevar a cabo un referendum sobre la pena de muerte si la Constitución prohíbe consultas que atenten contra los derechos que protege; Mauricio Zuquilanda, de Sociedad Patriótica, no ha dado detalles de cómo alterará la estructura del Estado añadiendo una segunda cámara al Legislativo sin ir a una Constituyente y el candidato Washington Pesántez, de Unión Ecuatoriana, no ha aterrizado su propuesta de despolitizar la justicia.