Celebración. Durante la semana, varias entidades ofrecieron serenatas a las madres del cantón.

Las serenatas incentivan a los artistas de Playas

Intervención. Durante la semana, diferentes entidades y gremios del cantón homenajearon a las progenitoras. Es la oportunidad para los artistas.

En estos últimos días, las canciones alusivas a las madres se ‘apoderan’ de los oídos de los playenses. Pasillos, vallenatos, hasta cumbias son parte de las melodías.

La contratación de las serenatas para las progenitoras toma cada vez más fuerza en el cantón guayasense.

Los costos van desde los 5 hasta 50 dólares, dependiendo si es con acompañamiento en vivo o con pista; también se toma en cuenta la calidad interpretativa del artista.

Eugenio Jaime es un artista muy cotizado en el balneario. Cobra 50 dólares por tres canciones, acompañado de dos guitarras, maracas y bongó. Además de un maestro de ceremonia, quien recita un poema previo a cada canción.

La última semana de abril lo dedica a preparar el listado de sus potenciales clientes, que luego los visita para pactar su intervención musical.

Amada Vila y su esposo Carlos Mite son otros artistas que en esta fecha explotan su arte para obtener un ingreso extra. Él toca la guitarra y ella canta.

“El cliente escoge la música a su gusto, somos como las antiguas rocolas”, expresó Amada entre risas.

En Posorja, Galo Ascencio y su hermano Franklin, ven en el Día de la Madre una jornada productiva, a la que sacan el máximo provecho.

Ellos ofrecen hasta 50 serenos en una programación maratónica, que termina la tarde del domingo. Ellos se apoyan de guitarras un piano y un acordeón.

También está el grupo que ofrece serenos con pistas, cuyo contrato es menor. Es el caso de César Lucín quien se apoya de un amplificador y un sonidista.

Armar las serenatas tiene su inversión, que puede superar los 200 dólares, sin contar el automotor, como un carro plataforma.

Cuando es en vivo hay que invertir en un utilero, amplificación, sonidista y auxiliares. Si es con pista, lo importante es la amplificación.

No es una tarea fácil. Como todo trabajo tiene su sacrificio. Son jornadas agotadoras, que en ocasiones superan las 12 horas. Pero al final hay su recompensa: ingreso extra para quienes ofrecen el servicio, y un momento de alegría para las progenitoras.