Y la separacion de poderes

Hace más de 20 años que escucho la payasada de que el presidente es “colegislador”. ¿Cómo es que el presidente colegisla? ¿Dónde lo dice la Constitución? Y a quienes pretenden cambiar una ley de la Asamblea con este argumento, les sugiero que hagan el ejercicio de pensar... no mucho, solo un poquito, pues lo que hay que abortar es semejante ideota. ¿No se supone que la Asamblea es quien legisla, las Cortes dictan sentencias y el Ejecutivo gobierna? Si no... ¿dónde quedaría la separación de poderes? Es como aceptar que las Cortes también colegislen y el Congreso codicte sentencias. O sea... ¡la locura! Les recuerdo -de pasadita nomás- que la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano dice que una sociedad en la que la separación de poderes no se encuentre determinada “no tiene Constitución”. ¿No ha de ser por gusto, no? -¡Ah!, es que el presidente interviene en el proceso legislativo, puesto que él tiene iniciativa y el poder de sanción y objeción de la ley. -Qué pena, pero: “Ni la etapa legislativa, ni la de eficacia [sanción] importan ejercicio de función legislativa” (Fernández Vásquez, Astrea, 1981, pg. 327). Cierto es que el presidente firma (sanciona, para que entre en vigencia). Pero solo cuando objeta parcialmente lo aprobado por la Asamblea puede presentar un texto alternativo. Y dicho texto “no podrá incluir materias no contempladas en el proyecto”. El “proyecto” es lo que la Asamblea envía para su firma (sanción) al presidente. Si en el proyecto no consta el aborto por violación, el presidente se encuentra constitucionalmente prohibido de incluirlo, pues sería introducir una nueva materia. -Pero es que ya se lo discutió. -Sí, también la inmortalidad del cangrejo y el equilibrio del ciempiés, pero no constan en el proyecto. Y por cierto... ¿cómo es “colegislador” quien no puede introducir nuevas materias en una ley? Pero no se compliquen que ahora todo tiene una solución “progres”: “los Ramiros”. Ellos son los nuevos dueños de la juridicidad en el país. Que hagan decir a la ley lo que quieren que diga, como hicieron con el matrimonio, y ya está.