Senor presidente
El domingo votamos para elegir al presidente de la República. Al final del sufragio pasó lo que nunca había pasado en Ecuador: teníamos dos resultados “exit poll” totalmente opuestos. Solo dependía del canal de televisión que se sintonizaba para tener un presidente diferente.
Es una barbaridad que esto ocurra; situaciones como estas siembran sospechas, incertidumbre, caos y confusión en la ciudadanía, que estaba expectante de los resultados.
¿Qué necesidad había de permitir esto? El conteo del Consejo Nacional Electoral era más que suficiente en un proceso que se anticipaba sería simple y ágil, en vista de que teníamos la elección presidencial entre dos candidatos.
El CNE, luego de unas horas de haber terminado el sufragio dio a conocer el resultado del conteo rápido y este daba como ganador al candidato oficialista, recibiendo como acto seguido la resistencia y rechazo de parte del candidato de la oposición y sus seguidores. El país está polarizado y cubierto de una gran sombra sobre los resultados electorales.
Independientemente de esto, este artículo no va dirigido a ningún nombre y apellido específico, sino al presidente de la República electo. Ahora le corresponde cumplir con cada una de las promesas de campaña y más aún, con lo que la ciudadanía espera de él.
Esperamos un gobierno de manejo intachable, justo, de oportunidades, sin corruptos usufructuando del poder, sin fomento de la lucha de clases, sin discriminación, descalificación y persecución al que piensa diferente, sin abusos del poder que ostenta. De manera inmediata debe extirpar la corrupción que se enquistó en el sistema estatal y aplicar todo el rigor de la ley sobre los responsables, sin importar la bandera política de estos. Trabajar en la reactivación económica del país, abrir la puerta al desarrollo y fortalecimiento de la empresa privada, poner a dieta rigurosa al obeso aparato estatal, entre tantas otras acciones de extrema importancia para recuperar la salud del Ecuador.
Al final, que sean la democracia y la justicia las que brillen en lo más alto de mi país.
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