Guayaquil. La toma del Puente de la Unidad Nacional se convirtió en una de las postales más simbólicas de la semana, la oposición en las calles ha optado por esta vía de notoriedad.

La semana mas convulsa

PAIS ha decidido respaldar a CREO en su impugnación y auditoría del sistema. Está en espera porque el CNE aún no notifica.

El tiempo no ha cerrado la herida en la Democracia. Una semana después de las elecciones el país vive en el limbo electoral.

El discurso político no contribuye. Mientras mitad del país, reconocen voceros el Consejo Nacional Electoral (CNE), no cree en los resultados que conceden la Presidencial al oficialista Lenín Moreno; las autoridades y representantes políticos no apuran el paso para despejar el halo de dudas que cubre el conteo. Ocho días después de la primera denuncia pública de fraude, el país no conoce el camino que habrá de seguir para comprobarlo o desmentirlo.

En siete días, todo escala.

Marchas. La calle se ha convertido en el espacio idóneo (ante la falta de vías institucionales) para el pulso político. El contagio ciudadano se evidencia desde los pequeños grupos inmóviles que esperaban en los exteriores del CNE en el inicio, hasta las mareas crecientes que recorren las cuadras de casi una decena de ciudades en el país, sin desmayo. Las manifestaciones en favor de un recuento de votos han mantenido un carácter pacífico, pero han aprendido a hacerse notar con el cierre no violento de puentes, túneles y avenidas. La oposición no será la única en las calles. Desde que el mismísimo presidente Rafael Correa redujera la pugna política a riña callejera, zanjando: “Los derrotaremos en las calles”, manifestantes cercanos a PAIS han llegado en la sexta jornada a la Plaza Grande, frente a Carondelet para declararse en “vigilia por la democracia”, un término frecuente en sus contramarchas.

Policía. El Gobierno ha pasado de la contemplación pasiva a la advertencia activa. Los voceros ministeriales de Interior y Seguridad han anunciado el “límite de la tolerancia” y reforzado la tesis de la firmeza ante las manifestaciones. Tres personas han sido detenidas. Y al menos un uniformado es investigado por romper el parabrisas del vehículo de un ciudadano.

Protagonistas. Moreno ha dedicado los días posteriores a la legitimación: ha sostenido importantes reuniones con el cuerpo diplomático acreditado en el país; ha convocado a la prensa nacional, donde reclamó: “Yo soy presidente electo”; ha concedido sus primeras entrevistas internacionales. Guillermo Lasso ha decidido ocupar un rol que le parecía ajeno y en tres oportunidades durante los últimos siete días se ha presentado ante las manifestaciones en la calle: “No los voy a abandonar”, ha prometido.

Testigos. El socialcristianismo ha preferido mirar de lejos la pugna política. El alcalde Jaime Nebot exige por igual a las partes: a CREO, la presentación final de las pruebas que dice haber recopilado para sustentar el fraude, y al CNE, la luz verde para permitir el recuento de todos los votos impugnados. Su presencia en las calles sigue en puntos suspensivos, pero su relación con Lasso parece haber alcanzado un punto final. Ambos líderes se enrrollaron esta semana en un intercambio epistolar que demostraba como evidente la incapacidad de sus formaciones para reconciliarse. En su última aparición pública, desde la 9 de Octubre que el socialcristianismo ha dominado como siempre anfitrión indiscutible, Lasso entregó a los manifestantes sus palabras de inconformidad con la postura, borrando a Nebot del discurso: “En estos adoquines aún resuena el espíritu de lucha de León Febres-Cordero”.

Judicialización. Coincidiendo con los pedidos que el presidente había tuiteado con un “ojalá” por delante, la Justicia ha iniciado un proceso de investigación contra Cedatos, la principal casa encuestadora del país. Correa ha sugerido con la misma forma (“ojalá respondan ante la Justicia”) la responsabilidad de la organización no gubernamental Participación Ciudadana y de medios de comunicación independientes.

Confrontación. Correa ha reducido la votación popular de mitad-mitad a la lucha de “los burgueses y pelucones” contra su sistema de Gobierno. Andrés Páez, binomio de Lasso, ha denunciado un atentado contra su seguridad, tras el destrozo de su automóvil y un colaborador herido.

Incertidumbre. La última semana no ha despejado las dudas electorales, no ha calmado la calle, no ha cerrado las heridas dentro de la oposición, no ha consolidado al oficialismo ante un país partido en dos. Ninguna de las partes políticas parece dispuesta a ceder posturas. Y en las calles, el camino sigue. Y tanto en Quito como en Guayaquil se registraron manifestaciones pacíficas. Ecuador vuelve a ser un país de predicciones a corto plazo. De momento, el limbo.