Monigotes en el centro de Quito

La satira y el humor salen a las calles en Ecuador

La sátira política y el humor en forma de monigotes, salen a las calles en Ecuador a esperar las doce campanadas que marcan el final de 2016.

La sátira política y el humor en forma de monigotes, salen a las calles en Ecuador a esperar las doce campanadas que marcan el final de 2016, al que se “quemará” simbólicamente esta medianoche en unas llamas que también sirven para entrar purificados en el 2017, según el ingenio popular.

Ni bien acaba la Navidad, aceras de distintas ciudades de Ecuador se convierten en pasarelas en las que monigotes que representan a figuras de políticos, de la farándula o personajes de películas locales y extranjeras, esperan a los compradores.

Los típicos muñecos rellenos de serrín han ido cediendo paso a ropas viejas atiborradas de papel periódico a la espera de clientes que les ‘den personalidad’ con alguna de las caretas que se exhiben en improvisados escaparates.

Y aunque esos monigotes aún tienen acogida, los ojos de los compradores de los llamados “viejos” se ven cautivados por los muñecos, cada vez más coloridos y mejor elaborados, hechos de papel y cartón por hábiles manos, generalmente artesanales.

Aunque en ese tipo de monigotes también aparecen figuras que representan a políticos, son los personajes de películas infantiles o de aventuras los que predominan en llamativos y vivos colores, en algunos casos tan bien confeccionados, que más de uno logra salvarse de la hoguera a la medianoche.

En una avenida en Quito, se desarrolla el Festival de Años Viejos, muchos de ellos hechos en esponja, que hoy se colocan en once tarimas, con sus respectivas alegorías, para exhibirlos ante decenas de transeúntes que se dan cita en el lugar.

Es tradicional y cada vez más meticulosa la confección de monigotes en la ciudad costera de Guayaquil (suroeste), donde se aprecia muñecos de gran tamaño, la mayoría referentes a personajes de películas.

Además, aún se mantiene la tradición de colocar al ‘viejo’ en las afueras de las casas para exhibirlos en covachas adornadas con ramas y rodeados de las llamadas “viudas”, que son generalmente hombres ataviados con provocativas minifaldas y pronunciados escotes, que piden “caridad” para el ‘viejito’ en sus últimas horas de vida.

Con cuerdas que cruzan en las calles para detener a automóviles o valiéndose de contoneados movimientos, las ‘viudas’ bailan frente a los coches y hacen bromas a los ocupantes, quienes salvan los obstáculos tras entregar la “caridad” en dinero a la ‘viuda’, que les permite el paso, para repetir la escena una y otra vez bajo la mirada cómplice de conocidos y las sonrisas de transeúntes.

La tradición manda que a la medianoche se quemen los ‘viejos’, luego de haberlos pateado y castigado por todo lo malo que ha ocurrido en el año que termina.

Aquellos a los que el año que fenece les ‘trató bien’, también lo queman en medio del agradecimiento y la nostalgia y los deseos de que en el nuevo año haya más prosperidad.

La creencia popular señala que con las llamas se da también una bienvenida purificada al nuevo año, al que se recibe, generalmente, en medio de bailes, cenas familiares y distintas cábalas para atraer dinero, amor, salud y prosperidad.

Quienes buscan amor en el nuevo año, cambian su ropa interior por una roja, y los que quieren prosperidad, optan por el amarillo.

Para ‘llamar’ al dinero, no es extraño encontrar a gente colocando billetes en sus zapatos o quienes lanzan monedas al aire, en tanto que los que buscan recursos económicos, tienen billetes de lotería, lentejas entre sus manos o en sus bolsillos.

Correr alrededor de la cuadra o de las casas para atraer viajes es otra de las tradiciones, así como comer doce uvas con las campanadas, hacer brindis por un año lleno de prosperidad, o unirse en oración en busca de bendiciones.

Si alguien no está junto a la familia, pueda que se lo encuentre en la ducha, aplicándose los llamados baños purificadores con agua resultante de la infusión de distintas hierbas y esencias, o recogidos en lugares poco ruidosos encendiendo velas de distintos colores.

Los abrazos, rezos, música, cenas y los bailes no faltan en las celebraciones en Ecuador, en las que se entremezclan la alegría, la nostalgia y la esperanza de mejores días en el nuevo año.