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Santos: “La corrupcion es sistemica en Petroecuador”

Entrevista a Fernando Santos Alvite, exministro de Energía, en el gobierno de León Febres Cordero, exvicepresidente de la Cámara de Comercio Ecuatoriana-Americana y director de la OPEP, sobre la labor de la estatal.

Santos: “La corrupción es sistémica en Petroecuador”

Las denuncias son diarias. Las operaciones de Petroecuador son estudiadas con lupa desde diversos sectores. El Gobierno acusa al exministro y exgerente de la empresa, Carlos Pareja Yannuzzelli, de ser parte de una red de corrupción que afectó proyectos. Para el exministro de Energía y exdirector jurídico de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Fernando Santos Alvite, este caso es solo uno de los muchos problemas que acumula la empresa que, en algún momento, fue emblemática.

La denunciada red de corrupción en Petroecuador, ¿afecta la imagen de Ecuador en el mercado petrolero?

En el mundo, Ecuador está considerado, luego de estos diez años de Gobierno del presidente Rafael Correa, más corrupto que Nigeria. Al menos, en el sector petrolero. Se ve con espanto lo que ha pasado.

¿Qué cuestiona la comunidad internacional?

Los grandes proyectos y sus irregularidades. La repotenciación de la Refinería de Esmeraldas, que el Gobierno anunció que costaría 180 millones de dólares, ha costado –hasta ahora– 2.200 millones de dólares. Y funciona mal. Aplanar los terrenos para la construcción de la Refinería del Pacífico cuesta 50 millones de dólares y han gastado 1.500 millones de dólares. Y todavía no está la primera piedra de la planta. La terminal gasífera de Monteverde debía costar 160 millones y costó más de 600 millones. En la planta para licuar el gas, en Machala, se destruyeron los cimientos a los seis meses. Los gastos ascienden a 150 millones en una planta que no debía costar ni 30 millones de dólares. La corrupción es monstruosa. Estos diez años han sido de un saqueo brutal al sector petrolero.

¿Esas obras tienen salvación?

A la Refinería de Esmeraldas hay que derrumbarla y construirla de nuevo porque cada semana se paran las actividades y los combustibles que se producen son de mala calidad. La del Pacífico no existe. La terminal de Monteverde tiene exceso de capacidad que no se utilizará. La planta de gas se derrumbó. En esas obras hay sobreprecio y redes que guardan corrupción. Hay que cambiar de arriba a abajo a la empresa pública.

¿Dónde están los culpables de las presuntas obras fallidas y los sobreprecios?

Las autoridades apuntan al exgerente Álex Bravo, pero él era el tesorero. Esto va más arriba. Además, hay que entender que la corrupción arrastra ineficiencia. Cuando se haga un balance del sector petrolero en los últimos diez años habrá datos de horror. La gente no va a creer que sea verdad.

¿Cómo se produjeron esas fallas si el vicepresidente Jorge Glas llegó a ese puesto, precisamente, para supervisar los proyectos de sectores estratégicos?

Si la cabeza está corrompida todo está mal. Desde arriba hay ilegalidades y se tapan hacia abajo. Lo que pasa con el exministro Carlos Pareja Yannuzzelli es un ejemplo. Lo dejaron ir pese a que, desde hace meses, se sabía de su posible vinculación con los Papeles de Panamá. Ahora salen a repartir escapularios y a denunciar. La corrupción en Petroecuador y en los sectores estratégicos es sistémica. No creo que en la empresa pública haya un solo contrato, firmado en este Gobierno, que sea honesto. Ni uno solo.

Es una afirmación fuerte.

Ningún gran contrato se ha hecho con licitación. Se inventaron figuras como Giro del Negocio y Prestación de Servicios Específicos para no hacer licitaciones. Sin reglas claras no puede haber transparencia.

Esas figuras fueron potenciadas en la administración de Pareja Yannuzzelli, pero no fueron sus únicas propuestas, ¿vender gasolineras e importar crudo para la Refinería de Esmeraldas eran opciones necesarias?

No. Él ya tenía identificada la empresa para comprar crudo, pero eso evidenció que la Refinería de Esmeraldas y su reparación no sirvieron para nada. No tiene sentido que hayan pretendido comprar crudo para una refinería mejorada. La ventaja es que la situación se conoció y esa operación no se concretó. Pero debo decir que yo conozco a Pareja Yannuzzelli desde hace muchos años. Él trabajó conmigo y era un hombre honorable y de clase media hasta que llegó este Gobierno. Ahí se corrompió. Conocí su casa en Guayaquil hace algunos años. Era una casa modesta. Él y su esposa trabajaban en Petroecuador. Eran clase media y necesitaban el trabajo. Pero con los contratos millonarios, este país se convirtió en un arca abierta. Todo el mundo puede cometer actos ilícitos y entre ellos se protegen. La salida del país de Pareja no es casualidad. Entre bomberos no se pisan las mangueras. Me duele decirlo como ecuatoriano, pero hay demasiada corrupción.

¿Qué hacer ahora ante ese escenario? ¿Qué podría cambiar el nuevo Gobierno?

Lo primero es que todo contrato se haga por licitación: la venta de petróleo y la adquisición de bienes y servicios. La venta de crudo es otro escándalo porque tenemos solo dos compradores, China y Tailandia. Ahí habría perjuicio porque antes se hacían licitaciones para transparentar el precio del petróleo ecuatoriano. El nuevo Gobierno tiene que arrancar de cero tomando los buenos técnicos que tiene Petroecuador. Pero hay una cúpula que debe salir por toda la corrupción. Yo soy una persona moderada, pero debo decir que hemos caído al fondo de la corrupción.

Pero la corrupción no es nueva en Petroecuador, las denuncias datan de décadas atrás.

Petroecuador y Petroamazonas tienen buenos empleados. Yo fui presidente del Directorio de la estatal y hay gente seria. Claro que existió corrupción. Cuando se comenzó a exportar petróleo en la década de los 70 se descubrió un caso de coimas enorme. Desde ahí se puso mucho control y se creó un comité para que las compras y ventas se hagan bajo licitación.

¿Qué efecto interno ha tenido esta serie de irregularidades?

La desmoralización del personal de Petroecuador. No todos son pícaros. Los políticos entraron a saquear, pero hay personal técnico que mira con indignación la situación de una empresa emblemática.