San Valentin del desamor
Me pregunto cuántos violadores comprarán hoy rosas rojas y enviarán melosos mensajitos a los que la cursilería más tonta y el consumismo más salvaje etiquetará como gestos por el “Día del Amor”. Deben ser muchos. Es más: son tantos que es posible que yo conozca a alguno. Usted también y se lo explico: es una cuestión de estadísticas.
Hace pocos días, media docena de colectivos sociales, liderados por Unicef, le pusieron cifras a una realidad brutal: 40 niñas, de entre 10 y 14 años, dan a luz cada semana en Ecuador. Las cifras son similares a las que publicó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos el 2016: dijo entonces que en los 7 años previos, casi 18.000 menores de 14 años dieron a luz; o sea, 2 mil al año.
Ahora dejemos los eufemismos: según nuestra ley, y está bien que así lo diga, la relación sexual con una menor de 14 años es una violación. Entonces llamemos a las realidades por su verdadero nombre y digamos que en nuestro amoroso país se violaron más de 20 mil niñas en la última década. ¿Quedó clara la cifra? Se la repito: más de 20 mil niñas violadas. Las podríamos juntar en el Coliseo Cerrado, de Guayaquil, y lo llenarían dos veces.
Son más de 20 mil y no las vimos; no las vemos. Es un crimen y no lo llamamos por su nombre, quizás por la misma razón que llevó al Ministerio de Salud Pública a informar que el 80 % de los embarazos en ellas es producto de violencia sexual. ¿Y qué se supone que pasó con el 20 % restante? ¿Acaso creen los burócratas del ministerio que una niña de 11 o 12 años “consiente”?
Los programas estatales diseñados hasta hoy no ponen el foco en que la maternidad es forzada y es un crimen el acto que la produjo. El último, llamado Esa es, Educación Sexual para prevenir, lanzado el pasado 7 de octubre, ni siquiera dejó en claro los procesos y los métodos. No se trata de querer cambiar algo, sino de saber cómo, y cuándo, y con quiénes.
Me pregunto cuántos violadores de niñas comprarán rosas rojas y enviarán melosos mensajitos hoy. Si seguimos indiferentes ante el crimen, el próximo año podremos decir que fueron dos mil más. Dos mil más.