San Francisco, el inicio
11 de julio de 2008. Una publicación de EXPRESO alertaba sobre la paralización de las operaciones de la central hidroeléctrica San Francisco después de tan solo 12 meses de funcionamiento. La planta había detenido la generación eléctrica el 6 de junio
11 de julio de 2008. Una publicación de EXPRESO alertaba sobre la paralización de las operaciones de la central hidroeléctrica San Francisco después de tan solo 12 meses de funcionamiento. La planta había detenido la generación eléctrica el 6 de junio de ese año sin que la decisión se hubiese hecho pública.
Esa denuncia fue el inicio de un proceso legal y político que terminó con la expulsión de la constructora brasileña Norberto Odebrecht del país, el 23 de septiembre de 2008.
La central había sido inaugurada en junio de 2007 por el presidente de la República Rafael Correa. Con el paso de los meses, la fuerza del agua y sus sedimentos erosionaron los rodetes que hacían girar las dos turbinas hasta el punto de destruirlas. Se habló entonces de fallas en los estudios técnicos.
Odebrecht y el Gobierno se culparon por los daños.
Entonces Jorge Glas, como presidente del Fondo de Solidaridad (el primer cargo que ocupó en el Gobierno), reconocía la existencia del problema y contaba que se había ordenado a la casa fabricante “la construcción de nuevos rodetes y la recuperación de los actuales con aleaciones de metales más duraderos”. Él aspiraba a que la central volviera a estar en funcionamiento en agosto. Eso no sucedió.
El mismo funcionario contaba a este Diario, después de la expulsión de la empresa brasileña, una parte de la fallida negociación con Odebrecht para acordar los términos de la reparación de la central. “No hay ninguna posibilidad de algún arreglo con Odebrecht”, decía el jueves 25 de septiembre.
La última reunión entre el Gobierno y la constructora fue el domingo previo. Glas contaba que “tras una hora y media de diálogos dijeron que no firmaban el acuerdo”.
Derlis Palacios, entonces ministro de Áreas Estratégicas, precisaba que, sin mayor explicación, los representantes de la brasileña se negaron a firmar el convenio. Argumentaron, dijo entonces, “cosas como que no les gustaba el pie de firma, detalles y leguleyadas para dilatar el tema”.
Después vinieron las sospechas sobre los demás contratos de Odebrecht. En 2008 se habló de peculado, de millonarios sobrecostos en los convenios y adéndums que descartaban el pago de lucro cesante en caso de daños.
Central aporta unos 230 MW
Según la constructora brasileña Odebrecht, la hidroeléctrica (ubicada en Tungurahua, cerca de Baños) tiene una capacidad instalada de 230 megavatios. Aprovecha el caudal de agua proveniente de la Central Hidroeléctrica Agoyán. Se construyó mediante una serie interconectada de cavernas y túneles subterráneos a lo largo de unos 12 kilómetros.