
La salud en Guayaquil entra a revision
Los médicos aseguran que les faltan insumos para trabajar y que el cuadro básico de medicamentos no es muy útil.
Durante meses, un rumor rondó los pasillos de los hospitales públicos del país: la salud en Guayaquil estaba en problemas. Pero nadie, ni las fuentes oficiales ni los afectados, se atrevía a confirmarlo. Así fue hasta que hace poco la primera bomba reventó: la deuda del Estado, que bordea los $ 258 millones, había generado despidos y una serie de inconvenientes internos y externos (con los pacientes) en hospitales históricos de la ciudad, como el Luis Vernaza, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, y el León Becerra, regentado por la Sociedad Protectora de la Infancia.
Desde entonces, los conflictos han salido a la luz. Expertos e involucrados en el tema han revelado a EXPRESO una serie de contratiempos que también se están registrando, que van desde la escasez de insumos médicos y la falta de continuidad en la entrega de los medicamentos hasta la inexistencia de políticas públicas para formar especialistas. Hay quienes como el epidemiólogo Luis Triviño hacen énfasis además en la carencia de institutos especializados ahora inexistentes.
“¿Dónde está el Instituto de Higiene que se encargaba de analizar la calidad de los fármacos?, ¿dónde está Malaria?”, se pregunta. “Estamos en una época donde no sabemos qué hacer si se viene una epidemia de dengue. Nadie investiga nada, no hay avances. Estamos a la deriva”. Y esa es una de las más grandes falencias, explica, en el sistema de Salud actual.
Además, los consultados se refieren a la falta de campañas de prevención para otras enfermedades que van atrapando a cada vez más personas, como la obesidad y la hipertensión arterial.
Autoridades del Gobierno local, como Cinthia Viteri, asesora de Gestión Comunitaria del Cabildo, suman otras deudas como obras inconclusas, quejas por el cuidado a los pacientes y la escasa atención a personas con adicción.
Y a esto se suma la preocupación que existe en otra institución emblemática de Guayaquil, en la que el año pasado se detectaron más de 4.000 casos de cáncer: Solca. Los directivos aseguran que además de los problemas por el dinero que le adeudan (más de 130 millones dólares), existe un proyecto de ley contra el cáncer que está en manos de la Asamblea Nacional y que aseguran pone en riesgo la permanencia de esta institución.
Mientras tanto, los pacientes indican que los males de la salud siguen siendo los mismos. Carmen Macías tiene lupus y pertenece a una asociación de pacientes reumáticos. Dice que ahora la atención está peor. Deben esperar meses por una consulta con una especialista e incluso para las cirugías. Eso, sin contar con los daños en equipos y con las fallas en el sistema de atención.
Los tiempos que se toma un médico para la consulta siguen siendo un problema que no solo reclaman los pacientes. Los profesionales de la salud también admiten que en pocos minutos no es posible dar con un diagnóstico correcto. Y ni qué decir con las quejas continuas de que para todas las enfermedades se entregan los mismos fármacos y que no se ha hecho ninguna revisión del Cuadro Básico de Medicamentos para poner en este los que realmente se necesitan para los tratamientos.
Para los consultados, en la salud no solo se están viviendo los males de siempre sino que se han sumado otros y que de no tomarse acciones inmediatas causarán problemas más graves al sistema de salud de Guayaquil.
Una encuesta desnuda el problema interno
Al menos tres de cada diez médicos consideran que regularmente le faltan insumos para realizar su trabajo en el sector público y otro 16 % dice que eso ocurre casi siempre. Esa fue una de las más grandes revelaciones que resultaron de la primera encuesta nacional para conocer la percepción de los médicos sobre el sistema de salud.
Los profesionales encuestados (la mayoría especialistas) dijeron también que confían poco en la eficacia de los medicamentos genéricos y hablan de la escasa utilidad del Cuadro Básico de Medicamentos. Tres de cada diez dicen que es poco útil y un número similar considera que limita el acceso.
Coincidieron además en que existen cinco problemas principales en el sistema. El primero: el exceso de papeleo, lo que hace que al menos la mitad de los consultados revele que el 40 % de su tiempo lo dediquen a trámites administrativos.
En segundo lugar citan una pobre visión de las autoridades sanitarias, seguido por la deficiencia en las estructuras hospitalarias, además del mal manejo de la transferencia y de la falta de una filosofía de trabajo en equipo.
El médico investigador Esteban Ortiz, quien dirigió este trabajo con el financiamiento de la Universidad de las Américas (UDLA), dijo que se contó con el aporte de 706 médicos del país, quienes respondieron a 42 preguntas.
Los contratiempos en el sistema
Servicios: La deuda con los hospitales causa daños a terceros
Uno de los puntos que más preocupación genera entre los pacientes, el personal médico y las autoridades del Gobierno local, es la deuda que el Estado mantiene con Solca y los hospitales privados y de la Junta de Beneficencia de Guayaquil (JBG). La semana pasada, en un análisis publicado por EXPRESO, los representantes de los diversos sanatorios afectados hablaron de la “preocupante” situación que viven y ha provocado (ya no es un secreto), además de despidos, deficiencia en los servicios de salud y una significante reducción en las atenciones en el área de Consulta Externa y Emergencias.
Son en total $ 258 millones los que restan por saldar (ver gráficos). Entre ellos, $ 9 millones al hospital León Becerra, que tiene hoy pagos pendientes de sueldos a 270 empleados y a 100 proveedores, y desabastecimiento de insumos.
Para el alcalde Jaime Nebot, quien en repetidas ocasiones se ha referido al tema, la deuda, que afecta también a las clínicas privadas, como la Guayaquil, que reclama el pago de una deuda que mantiene el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) desde noviembre de 2016, y a las compañías prepago de salud; el Gobierno, pese a ser esta una “herencia del Gobierno anterior”, debe ser solucionado y pronto. “Estamos hablando de los ecuatorianos y más aún de la vida de los pobres”, ha dicho.
Es de conocimiento público que la ministra Verónica Espinosa ha mantenido conversaciones con los representantes de los hospitales afectados para acordar medidas conjuntas que permitan agilizar el trámite para el pago de las prestaciones y buscar mecanismos legales para evitar un posible cierre.
Teniendo en cuenta que Espinosa ha rechazado la suma a cancelar, puesto que asegura que algunos montos no cuentan con la documentación necesaria para probarlos o que hay entidades a punto de quebrar, EXPRESO solicitó una entrevista hace 12 días con ella para ahondar en este y otros temas, sin embargo hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
Hospitales: Los atrasos en las obras y la confusión ante cambios súbitos
Los atrasos en la edificación de algunos sanatorios han sido evidentes. El hospital Monte Sinaí, uno de los más grandes del país (para 494 camas) y que según lo anunció el Ministerio de Salud debió ser entregado en mayo del año pasado, aún no abre sus puertas. Jorge Wated, director General del Servicio de Contratación de Obras (Secob), a cargo del centro hospitalario, asegura a EXPRESO que la torre norte del sanatorio, donde estarán ubicados los consultorios, el área de Emergencias, al menos 120 camas para hospitalización y 3 de los 8 quirófanos, abrirá sus puertas en julio. El bloque sur se habilitará en diciembre.
Las demoras, dice Wated, quien asumió el cargo en noviembre del 2017, han sido provocadas sobre todo por problemas en la legalización de tierras. “Al no tener permisos, el contratista de la obra fue multado y la obra se frenó. Ahora tenemos los papeles en regla y por eso hemos podido continuar”, menciona. Situación que los habitantes del noroeste de la urbe ven con buenos ojos. “Hemos sido olvidados por todos. Era hora de que se defina qué pasaría allí, muchos estamos cansados de que nos desplacen como balones”, asegura Víctor Gavilanes, de Monte Sinaí.
Su lamentación se suma a otras que fueron causadas por los cambios que vivieron tres hospitales públicos a finales del año anterior. Por un proceso de optimización de recursos, el Hospital Universitario se convirtió en un complejo ginecobstétrico pediátrico; el hospital del Guasmo Sur en un centro de especialidades; y el Mariana de Jesús, que desde 1969 atendió partos de alto riesgo y cesáreas, en un centro de atención solo de partos naturales.
La mudanza, que aún hoy no convence, ha causado desconcierto, al igual que en los pacientes que visitan el hospital de Los Ceibos, hace un año inaugurado. Allí prevalecen las quejas por la falta de atención y la escasez de especialistas y reactivos para ejecutar exámenes.
Las quejas de los pacientes
Atención: La eterna espera por las citas y el daño de equipos
Meses de espera por una cirugía, falta de disponibilidad de citas médicas, más de tres horas para recibir atención en el área de Emergencia... Las denuncias relacionadas con el servicio de salud en el sector público continúan y algunas de ellas llegan hasta las redes sociales de los hospitales, aunque las autoridades aseguran que son pocos los casos.
A eso se suma el largo tiempo que llega a pasar desde que un paciente es sometido a un examen hasta que el especialista puede atenderlo, revisar los resultados y dar el tratamiento.
No faltan quienes como Lorena Valarezo aseguran que las citas médicas agendadas desaparecen misteriosamente del sistema. Hay otros que dicen que cuando se las registran, los envían a algún prestador externo muy lejano a su lugar de residencia.
Existen especialidades como la de Oftalmología en la que no resulta fácil conseguir una cita hasta después de unos meses. Y tampoco las cirugías. Un estudio jurídico tuvo que acudir al Twitter para pedir que uno de sus empleados, que llevaba año y medio esperando para ser operado de sus ojos, fuera finalmente intervenido.
Hay otras situaciones. El daño, por ejemplo, de equipos, como el de un tomógrafo en el hospital Teodoro Maldonado Carbo, que luego se habría reparado, y que motivó molestias el mes pasado a pacientes como Annabelle de Andrade. Desde este centro se informó que los afectados fueron derivados, pero ellos se quejaron de que debieron esperar horas para ese traslado.
Algo similar ocurrió en enero en el Hospital de Especialidades Abel Gilbert (Guayaquil), con el tomógrafo de Emergencia.
Se habla además del traslado de un centro a otro por falta de ciertos insumos.
El problema sigue siendo además el tiempo destinado a la atención. Los pacientes y los médicos coinciden en que es insuficiente: de 12 a 15 minutos en consulta general y de 15 a 20 minutos cuando se tratan con el especialista. Las normas internacionales hablan de 20 como mínimo.
Medicinas: Hay épocas en las que faltan fármacos e insumos
Vicente Ruiz lleva siete meses pidiendo que le entreguen Ruxolitinib, un medicamento para los pacientes con mielofibrosis. Se trata de una enfermedad rara (un tipo de cáncer en la sangre). El jueves, tras varios intentos, el Ministerio de Salud se comunicó con él para hacer seguimiento a su caso.
Fuera de los hospitales, los enfermos se quejan de la falta de continuidad en la entrega de fármacos. Aunque los grupos de pacientes aseguran que esta situación era peor antes, aún existen épocas en las que los fármacos y los reactivos para cierto tipo de exámenes escasean.
Según los reportes que constan en las rendiciones de cuentas de los centros del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), la situación no es como indican los pacientes y aseguran que la disponibilidad de los medicamentos esenciales superó el 80 % el año pasado y llegó hasta más del 90 % en algunos.
Los grupos de pacientes piden también una revisión del Cuadro Básico de Medicamentos, pues hay algunos que consideran clave y que no constan en este, por lo que deben buscar la manera de conseguirlos y no siempre cuentan con los recursos para ello. Dicen que así los tratamientos para sus dolencias no dan resultado.
Esto se suma a la preocupación que aún manifiestan por la calidad de los genéricos, aunque el Ministerio de Salud los defiende. En Guayaquil, a finales del año pasado se instaló un Laboratorio de Bioequivalencias in vitro en la Universidad de Guayaquil, que entraría a funcionar en poco tiempo. Este permitirá despejar esas dudas de la población e incluso de un grupo de médicos, pues se conocerá si este tipo de fármacos reúne o no los componentes necesarios para ser usados en los tratamientos.