Saco roto
Pareciera que la administración de Lenín está tratando de poner la casa en orden. Y para eso está recogiendo todo lo que no está en su lugar y lo mete dentro de un saco. Un ejemplo claro: caso Yachay. A pesar de que el resto del Ecuador ya lo sabía (y lo denunciaba desde antes de la campaña), el proyecto de la universidad del futuro, al futuro no llegaría. Y sería recordado como uno de los caprichos más caros de toda nuestra historia. Estudian solo 1.010 alumnos. No hay más de 12 aulas y solo 4 laboratorios.
No había seguido de cerca la evolución de este caso, pero estaba segura de que debía “haber más” para estas alturas. Después de toda la publicidad realizada y los montos millonarios de inversión extranjera recibida.
Al final del día, después de todos los elefantes blancos a los que hemos estado acostumbrados en la última década, que el proyecto no avanzara poco me sorprendía. Lo que sí llamó mi atención fue quién hizo pública la lastimosa situación en que se encuentra la universidad: el Estado. El Ministerio de Educación Superior fue quien dio a conocer que los 3 mil millones que René Ramírez anunció que Yachay recibiría de Red Tec, hasta el momento no existen. Y que de los 55 MM de inversión extranjera solo se han constatado 2,8 MM. ¿La peor gestión de la historia o un nuevo nido de corrupción? Mientras esto ocurre, René Ramírez coordina la agenda de Ciencia y Tecnología para América Latina en la Unesco.
No es cuestión solo de asombrarse, señor presidente. No solo informe. Debe buscarse a los responsables de esta estafa. El nuevo ministro de Educación habla sobre la necesidad de “rescatar” a Yachay . No hay qué rescatar. Mentira, sí lo hay: la educación pública.
Mientras se rescata a Yachay, los nuevos bachilleres de la República se pelean cupos por falta de capacidad en las universidades públicas. Redirija esos fondos, que bastante se necesitan. Tenga mucho cuidado, que su saco para ordenar la casa está roto.