Especies. Blanca Ramón acomoda helechos que exhibe en su vivero El Gato, una empresa familiar.

Una ruta ofrece plantas a precios de centavos

Apostados desde el kilómetro 1,5 hasta el 8 de la vía a Naranjito, los más de 50 locales de venta de plantas conforman la Ruta de los Viveros, denominada así desde hace unos diez años.

De colores variados y texturas diversas, en el cantón guayasense Milagro se ofrecen plantas ornamentales a precios bajos y lo mejor: todas en una zona específica como vitrina para elegir.

Apostados desde el kilómetro 1,5 hasta el 8 de la vía a Naranjito, los más de 50 locales de venta de plantas conforman la Ruta de los Viveros, denominada así desde hace unos diez años, como parte de la oferta turística de la ciudad.

Freddy Garaicoa tomó ese nombre para crear la ruta turística como parte de su proyecto de graduación en 2008. La licenciatura en Turismo que sacó en esa fecha la obtuvo luego de una investigación para determinar extensión, oferta e historia de los locales asentados allí.

“Los terrenos eran ocupados por extensos piñales, que fueron reemplazados por los viveros, con plantas de menor tiempo de producción, aprovechando la riqueza mineral que se encuentra en el suelo, además del famoso banco de arena (del que toma el nombre un recinto del sector), que tiene afluentes subterráneos que mantienen hidratado el suelo”, explicó Garaicoa, docente universitario y promotor turístico.

Es precisamente la gran cantidad de locales que se han ubicado en esta zona lo que hizo que la ganancia merme, porque la competencia ha provocado que bajen los precios. Así lo consideran los comerciantes encuestados.

Blanca Ramón atiende el vivero El Gato, un negocio familiar que ha permanecido durante quince años. Ofrece plántulas ornamentales desde ocho centavos de dólar. Pero considera que “el negocio ya no es tan bueno”, y lo que más le deja ganancia es la venta de tierra de sembrado.

Algo parecido le sucede a Mariana Quintuña, quien vive en el recinto Beldaco (parroquia Roberto Astudillo). Su vivero compite dentro de la zona, alejado de la carretera, con una docena de locales dedicados al mismo negocio, los cuales en algunas ocasiones surten a los de la Ruta de los Viveros, por lo que sus precios son aún más bajos. “El césped San Agustín, que se siembra con pequeñas plantas, lo encuentra desde tres centavos, por ejemplo”.

La oferta es variada. Las ixoras, peregrinas blancas, palma zica, bequia, helechos, anturios, ginger, follaje, durantas, rosas y trepadoras están entre las más populares.