Ruptura o simulacion

Luego de las “lúcidas” ideas y expresiones, obras del mangazo, el contexto histórico y sociopolítico (al cual siempre se refieren, sin lograr comprender la pequeña burguesía “light” de la corrupción revolucionaria), la sociedad ecuatoriana y la ciudadanía han sido sacudidas por un verdadero “shock”. Esto nos ha conducido a la duda metódica y a preguntarnos si estamos ante una ruptura por diferencias o una artificiosa artimaña de astutos aliancistas que han montado un singular proceso de simulación y farsa concertada.

Mangas se cayó y lo callaron. Era necesario hacerlo. Así procedió el equipo oculto que está detrás de la ruptura-simulación. Fue demasiado burdo y debelador. Habló sin tapujos y sin presión. Cantó y contó todo lo que se puede esconder en los nuevos tiempos que dizque quieren descorreizar la vida política del país. Sin embargo, es claro que “el fin justifica los medios”, pues todo vale para que siga vigente y se reconstruya “el proyecto político” de la RC del verde flex (que también es el de los verdes dólares de la corrupción y sobreprecios). No guardó en las Mangas la carta marcada y tramposa. La puso en la mesa de juego. Está ahí. No ha sido desmentida aún. Lo que hace la Asamblea, el encubrimiento de los responsables culposos de corrupción y violación a escolares, así como la acción agresiva y totalitaria de la Supercom, la continuidad de algunas viejas figuras de la más dogmática ortodoxia del correato, dicen más en los hechos que en las palabras.

Por eso es hora de preguntarnos si “son solo palabras, palabras”, como dice la balada de Silvana Di Lorenzo o son las cosas ocultas que ingeniosa y astutamente esconden. Difícilmente pueden ser entendidas como dislates sociolingüísticos, “descontextualizados” (¿?) de un locuaz “ideólogo y asesor político” formado en las huestes duras del sandinismo de los Ortega.

Quedémonos con la duda cartesiana y la pregunta heideggeriana sobre la naturaleza del ser. No seamos ingenuos y creamos que la camisa sin Mangas corresponde al vestido real de un proceso sincero y transparente que quiere “desvestir” al correato. Seamos discípulos de Santo Tomás y juguemos al póker: paguemos para ver.