Abogado. José Eduardo Cardozo durante la sesión.

Rousseff niega las acusaciones y denuncia que su juicio politico es una farsa

La presidenta suspendida de Brasil, Dilma Rousseff, quemó ayer sus últimos cartuchos frente a la comisión del Senado que la juzga por supuestos delitos fiscales y alertó otra vez sobre el “golpe” que supondría su posible destitución.

La presidenta suspendida de Brasil, Dilma Rousseff, quemó ayer sus últimos cartuchos frente a la comisión del Senado que la juzga por supuestos delitos fiscales y alertó otra vez sobre el “golpe” que supondría su posible destitución.

“Brasil no merece sufrir una nueva ruptura democrática”, afirmó la mandataria, suspendida de sus funciones desde el 12 de mayo para responder a un juicio político, en una carta dirigida a la comisión del Senado responsable del proceso.

Rousseff tenía ayer la oportunidad de presentarse personalmente ante la comisión, pero optó por enviar a su abogado, José Eduardo Cardozo, quien leyó la carta en la que insiste en su inocencia.

La senadora Simone Tebet, quien ya ha manifestado su convicción sobre la culpabilidad de Rousseff, afirmó en respuesta que la comisión ha acumulado “más de 200 horas de trabajo” en las que ha escuchado a 39 testigos y agregó que eso “no puede ser tildado de fraude y mucho menos de golpe”. EFE