El rol fundamental de los jovenes en la sociedad actual
Corresponde al Estado garantizar los derechos de las/los jóvenes promoviendo su efectivo ejercicio a través de políticas, programas, instituciones y recursos que aseguren de modo permanente su participación e inclusión en todos los ámbitos, particularmente en espacios del poder público, incluyendo el derecho de elegir y ser elegido.
Es importante armonizar la elaboración de proyectos juveniles con la construcción de un sentimiento de pertenencia social, es decir, que exista relación entre su vida y las oportunidades que tienen a su disposición para alcanzarlas. Sin embargo, se requiere adhesión a algún proyecto colectivo para fortalecer estas aspiraciones.
Existen requisitos legales establecidos en la Constitución y en el Código de la Democracia para la designación de dignatarios/as de elección popular, incorporando dentro de esta referencia a las/los jóvenes, los cuales deben asumir en este ámbito un compromiso cívico e histórico que refleje notoriamente la finalidad de contribuir con el desarrollo del país, provincia, cantón o parroquia. La decisión de capacitarse y de su perfeccionamiento académico debe ser fundamental.
La juventud no puede pretender solo con dinamismo anhelar protagonismo, sino que debe evidenciar prioritariamente el conocimiento previo de cuáles son las atribuciones conferidas por ley a dignatarios elegidos mediante sufragio o cuál es la legalidad de las actuaciones de la administración pública, conllevando a que su propósito primordial sea demostrar que su juventud no es sinónimo de desconocimiento e improvisación.
La legislación ecuatoriana reconoce cuáles son los derechos de los/las jóvenes; asimismo, señala qué deberes asumen en lo concerniente a acciones derivadas de la convivencia familiar y social, de acuerdo a lo dispuesto en la Ley de la Juventud.
Los jóvenes tienen un rol fundamental en la sociedad del siglo XXI, porque demandan un alto valor agregado a los valores, que son básicamente el conocimiento, respeto y amor por la sociedad, transformándose en actos infinitos que nunca fenecen, todo lo contrario a los bienes materiales, que algún día se agotarán. Las nuevas generaciones deben tener conciencia social para vigorizar e instaurar ideales.
Ab. Gabriel Velázquez Reyes