
El robo viaja en moto en Miraflores
El peligro llega a veces a manera de una sensación. Eso es lo que llevó a Patricio Misco Zhagui, dueño de los Chuzos de Pato, a realizar la noche del martes pasado cuatro llamadas simultáneas a los propietarios y administradores de tres negocios situad
El peligro llega a veces a manera de una sensación. Eso es lo que llevó a Patricio Misco Zhagui, dueño de los Chuzos de Pato, a realizar la noche del martes pasado cuatro llamadas simultáneas a los propietarios y administradores de tres negocios situados en su misma manzana, al pie de la avenida Principal de la ciudadela Miraflores. A uno de ellos le advirtió: “Creo que te quieren robar. Hay dos tipos que están en las esquinas mirando hacia tu negocio”.
Eran aproximadamente las 21:30. Félix Guzmán, un médico internista dueño de Bossa Bistro, restaurante ubicado frente al sitio donde ‘Pato’ asa sus carnes, había salido a tomarse unos helados con su esposa, justo del lado de al frente de su negocio. “Nos pusimos alerta. Pronto salieron los otros compañeros. Cuando nos vieron unidos, estos tipos se fueron”.
Aquella noche no hubo denuncias por robos. Una situación que tampoco sucedió en todo el mes. Pero la inseguridad en los 400 metros de la avenida más comercial de este barrio residencial es una situación que no siempre queda a manera de premonición.
En lo que va del año, los vecinos, administradores y dueños de los 48 locales abiertos en esta calle han evidenciado, escuchado y observado hechos de violencia. Desde robos a mano armada hasta asaltos, pasando por estruches y pérdida del equipamiento de los autos.
La avenida Principal de Miraflores tiene un movimiento intenso desde las 12:00 hasta más allá de las 24:00. Un ritmo que lo determinan los servicios gastronómicos. Desde cangrejales, comida rápida y platos tradicionales. Hay también tiendas (dos), peluquerías, farmacias y panaderías.
En una encuesta realizada por Diario EXPRESO entre dueños y administradores de estos negocios, ellos aducen que las situaciones de violencia urbana ocurren entre las 21:00 y las 23:30, especialmente entre viernes y domingo. Y que cada robo que se suscitó fue ejecutado utilizando una motocicleta como medio de transporte.
Aseguran que sí existen rondas policiales y que estas son permanentes. El asunto es que los delincuentes han logrado tomarles el pulso a las patrullas.
“Ellos pasan y de inmediato estos individuos actúan”, dice Rodolfo Rodríguez, un argentino nacionalizado ecuatoriano que hace nueve meses abrió Las Empanadas del Cordobés, en la Séptima, y a cuyos clientes en dos oportunidades se les llevaron sus celulares. Esto pasó hace un mes.
“Algo hay que hacer”, considera Sissy Bohórquez, de Pizza Town, quien abrió hace siete meses y a cuyos clientes, sentados cierta noche en mesas colocadas en el soportal, intentaron robarles hace un mes.
Soledad de Correa, dueña de Parrillada del Sol, cree que es necesaria la ubicación de una UPC. La más cercana está del otro lado del puente, en el costado de la avenida Víctor Emilio Estrada, casi oculta.
“Antes colocaban una carpa en el parque de la calle Séptima. Eso los amedrentaba”.
Juliana Rivera, de El Camarón, al igual que William Quimí, de Carapacho Sea Food, reconocen que la presencia policial sí ayuda. El panorama actual es diferente a lo que sucedía hace cinco años. Los robos eran más numerosos. En eso está de acuerdo Alejandro Chóez, de la Picantería Aldahir, en donde, al pie de su local, sucedió un robo y estuvo a punto de concretarse otro en marzo.
La ciudadela, 60 años
Ocupa cerca de 45 manzanas. Se la fundó en 1957, pero sus primeras viviendas comenzaron a construirse un año después. La urbanización fue ejecutada por el empresario guayaquileño Fernando Lebed Sigail. Se calcula que su población supera las 1.000 personas. No hay una información precisa. Tiene tres avenidas principales: Central, Principal y la que limita con la Liga Miraflores. Una de estas concentra un gran movimiento comercial.
Una calle que divide
Cada día circulan por Miraflores, en tránsito hacia otros sectores de la ciudad, 17.000 vehículos. La mayoría utiliza la avenida Central. Los vecinos, según la investigación de un grupo de estudiantes de la Universidad Casa Grande (Érika Vélez, Luciana Grassi, Luis Gómez, Miguel Zelaya, Marcos Espín, Ángel Murillo y Gonzalo Bayancela), consideran que esta calle dividió al barrio. Los vehículos cruzan a gran velocidad, lo que afecta al peatón.
La ciudadanía como parte del control
Miraflores está controlado. Así lo aseguran las autoridades policiales que tienen a su cargo la Unidad de Vigilancia Comunitaria ‘UVC-Florida’, dentro de la cual está el Circuito Martha de Roldós, que tiene a cargo una parte de las ciudadelas del noroeste de Guayaquil.
Y, según sus estadísticas, de enero a abril del presente año en todo el circuito (que incluye a la ciudadela Miraflores) se han registrado 45 eventos delictivos. Entre ellos: drogas (15), robo a personas (11), robo a domicilios (3) y robo a locales comerciales (2). De esos eventos, se produjeron nueve aprehensiones: 6 por robo a personas y 3 por otras causas.
El mayor Patricio Arroyo, jefe del Circuito Martha de Roldós y Bellavista, reconoce que el delito que más se comete en Miraflores es el robo a personas, como ocurre en cualquier parte de la urbe.
Para el oficial, se debe evitar la oportunidad para que el delincuente siga actuando. “La ciudadanía tiene que colaborar cuidándose, adoptando todas las medidas de seguridad, las que nosotros disponemos como el botón de seguridad, haciendo que sus empleados tengan este tipo de seguridad, implementando medidas dentro de sus locales, cámaras, guardias...”.
A su juicio, la percepción de inseguridad (que se transmite de boca en boca) hace que ciertos sectores tranquilos se estigmaticen.