Robo y oscuridad peligrosa

Guayaquil, la ciudad-puerto de mayor dinamismo económico y comercial del país está bajo el constante asedio de situaciones de peligro debido a la oscuridad de calles, avenidas, parques, ciudadelas y otros sitios públicos. La delincuencia se ha dedicado a la ingrata tarea de robar las luminarias de diferentes sitios y zonas de la urbe.

Diversas son las razones por las cuales los delincuentes, las bandas criminales y juveniles sustraen los focos que alumbran variados sitios y espacios públicos de la ciudad, al igual que las calles principales y las peatonales. Se ha dicho que estos hechos son realizados por bandas que con la sustracción buscan, por medio de la venta de esos artefactos, tener un ingreso para adquirir droga. Aquello puede ser cierto, pero más allá de esto hay una situación real. Es que los delincuentes que realizan los hurtos en distintas horas del día lo hacen con una intención y finalidad: dejar a oscuras esos sitios, poner a la población en mayor situación de riesgo, y así, en medio de esa oscuridad, efectuar sus fechorías.

Por eso no se puede decir que los robos son realizados exclusivamente por delincuentes que buscan vender esos artefactos a diversas cachinerías y traficantes de objetos robados. Los hechos y las situaciones que se han dado posteriormente en esos lugares que han sido reducidos a la oscuridad nos dicen que también efectúan esas sustracciones para que esas bandas y ladrones puedan ocultarse. De este modo, las víctimas que viven en esos barrios pueden ser acechadas y atacadas con mayor facilidad.

El Municipio, a través de los diferentes responsables y de las autoridades encargadas de la vigilancia, ha señalado que los sitios en los cuales se han realizado estos hurtos corresponden a: Puente del Velero, la entrada de Urdesa, Guayacanes, los Samanes, etc. Las amenazas y robos, que vienen acompañadas de estos actos criminales han dado lugar a que se replanteen las formas y horarios de visitar los parques.

También se han registrado sustracciones en postes de alumbrado. Cuidar las luminarias de la ciudad no solo es un problema de autoridades y policías. También lo es de la comunidad y de toda la ciudadanía. Por eso la propuesta del alcalde de que los moradores vigilen y denuncien este tipo de robos debe ser parte de la tarea del civismo de los guayaquileños.