Decisivo. Luis Pachala movió los hilos de la reunión y logró entibiarla.

Una reunion inservible

La Comisión de Participación Ciudadana quiere reformar el Cpccs. Al mismo tiempo, pide al presidente que lo elimine.

La Comisión de Participación Ciudadana y Control Social es el premio consuelo que la mayoría gobiernista concedió a la oposición en la Asamblea. La preside un hombre de la bancada de SUMA, Héctor Yépez, y la integran asambleístas de CREO, ID, PSC y PK. Nadie de Alianza PAIS. “Dios los cría y el diablo los junta”, había satirizado Soledad Buendía, sin darse cuenta de que el diablo que los juntó era su propio partido.

Cpccs: la Comisión lleva las mismas siglas que el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, organismo que la oposición y buena parte del oficialismo quieren desaparecer por vía de consulta popular. En medio de este debate y esta expectativa, la Comisión sesionó ayer para darle salida al tema del Consejo. Lo hizo de forma tan contradictoria que no hay dios que entienda sus intenciones.

En el primer punto del orden del día, la Comisión discutió un proyecto de ley que establece las reglas de funcionamiento, conformación y competencias del Consejo; en el segundo, un exhorto al presidente de la República para que convoque a una consulta popular y lo disuelva.

“Estamos reformando un Cpccs que queremos que se elimine”, manifestó el presidente Yépez, reconociendo la incoherencia del empeño. Esta constatación impuso la tibieza general que marcó la resolución del Consejo.

En la tibieza se mueve mejor que nadie Luis Pachala, un miembro de la bancada de independientes que, antes de ser asambleísta, fue integrante de la Cpccs propiamente dicha, donde fungió de comodín entre la minoría opositora y la mayoría gobiernista. Ahora se jacta de haber estado “solito” en ese organismo, luchando contra el monstruo correísta. Falso.

Pachala tiene una particularidad que no comparte con sus compañeros de Comisión: por alguna razón que no explica, él no quiere que se disuelva el Consejo de Participación Ciudadana. “Las instituciones no son malas, somos las personas”, pergeñó en el debate, y propuso sustituir en la resolución las palabras “eliminación del Cpccs” por “Cesación de las autoridades del Cpccs”.

-Usted lo que quiere es volver al Consejo y ser presidente -despachó un asambleísta de CREO.

-Pachala se quitó la máscara -rio una del PSC.

El aludido evadió las bromas con una sonrisa y una débil argumentación jurídica: si el Cpccs fue creado por una Asamblea Constituyente, solo una Asamblea Constituyente puede disolverlo. Al resto de integrantes de la mesa les tomó medio minuto explicarle que una consulta popular está por encima de cualquier cosa.

Habilidad milagrosa la de Pachala: pese a que sus argumentos fueron rebatidos sin posibilidad de réplica, logró imponer su criterio en la Comisión y su sugerencia pasó a inscribirse en la resolución final: la Asamblea exhorta al presidente a convocar una consulta para conservar la carreta y cambiar los bueyes.

El presidente Yépez, una versión guayaquileña de Mauricio Rodas en estilo y lenguaje corporal, estuvo feliz, como todos los de su partido, de aprobar un cambio que entibiara las cosas hasta el punto de la entropía: la muerte térmica de la política. Y así quedó.