RESTAURANTE CON AFORO (7591887) MERCADO DEL RÍO
Un sector del Mercado del Río, a las 14:00 del martes 18 de enero de 2022. Los dueños de restaurantes se quejan de las restricciones.CHRISTIAN VASCONEZ

Los restaurantes, agobiados por el cóctel de restricciones

Además de las reducciones de aforo y el teletrabajo, critican una mala comunicación de la situación y las medidas por parte de las autoridades 

El Mercado del Río, en el Malecón 2000, tiene capacidad para 300 personas. Con el aforo reducido al 30 %, según la última resolución de la autoridad local, no puede recibir más de 100. Sin embargo, a las 14:00 de ayer, la hora que usualmente es la de más concurrencia, apenas había 18 en una de sus dos naves, contando las mesas del área exterior.

Según el jefe de Operaciones, David Díaz, a la disminución del aforo se suma el impacto del teletrabajo dispuesto para las empleados de las entidades públicas y financieras de la zona, quienes se contaban entre sus clientes diarios.

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Aparte del paisaje de mesas vacías a la hora en que el mercado debería estar lleno, cuatro locales cerrados reflejan la agobiante situación que atraviesan los restaurantes formales de este lugar y de toda la ciudad.

Sus dirigentes atribuyen la situación a la suma de limitaciones y a una comunicación oficial negativa y hasta contradictoria sobre la pandemia.

Incluso, para Andrés Aspiazu, directivo de la Asociación de Restaurantes del Guayas, lo último es lo que más afecta: “Más que el aforo, es la forma de comunicar las medidas”.

A su criterio, no hay ni disposiciones positivas ni una manera adecuada de transmitirlas. En cambio, cada vez que el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional o el cantonal anuncian cifras y más medidas, “lo que ocurre es que la gente deja de salir”.

A él le gustaría saber, por ejemplo, cuánto ha avanzado con la vacunación a raíz de que se exige la presentación del certificado. “El índice de contagiados por cada diez mil habitantes es inferior a Argentina y a Estados Unidos, sin embargo allá las restricciones son menores o casi ninguna”, contrasta.

Pero también enfatiza el peso de esa nueva reducción de aforo, proporcionalmente, para cada local. Por ejemplo, para los de la calle Panamá, “que son negocios muy chiquitos, imagínese el 30 % de aforo: si tiene seis mesas, solo va a poder ocupar dos. ¿Cómo va a poder subsistir?”, cuestiona.

Aspiazu critica la insistencia con los sitios que respetan las disposiciones, “mientras el lugar donde hay más contagio es el transporte público y allí no hay límite de aforo, el aforo es 100 % o 150 %”, dice, aludiendo a que en horas pico los buses van totalmente llenos.

Si bien la disposición del COE cantonal de reducir el aforo al 30 % es para Guayaquil, la situación de los restaurantes es común en el país. Así lo confirma Diego Vivero, dueño de un local en Quito y director ejecutivo de la Confederación de Restaurantes del Ecuador.

“Consideramos que lo que más daño ha hecho a nuestro sector tiene que ver primero con la restricción de aforo; seguido por el pésimo manejo de la comunicación de las autoridades, es decir, que no sabemos quién mismo toma las decisiones; y en tercer lugar, el teletrabajo”, dice a EXPRESO.

Ese daño se refleja en cifras. Según afirma, un reciente informe de Quito Turismo, que preveían presentar al COE cantonal capitalino, señala que el 25 % de los negocios ha cerrado de manera definitiva.

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Para Viveros, no existe un equilibrio entre las restricciones que se toman y las compensaciones o incentivos que deberían darle a este sector. Se refiere, por ejemplo, al hecho de que les piden que solo permitan el ingreso de personas que estén totalmente vacunadas, verificando eso con la exigencia del certificado. Ellos se comprometen a hacerlo y solicitan que, a cambio, les permitan elevar el aforo. “Y el COE lo que ha hecho es sugerir que se nos baje al 30 %, entonces no existe coherencia”, señala.

La expresidenta de la Asociación de Restaurantes del Guayas, Francesca Ferrero, también pide una mejor comunicación del COE Nacional y cantonal y que sus mensajes se alinien para no generar incertidumbre. También ve excesivas las medidas porque “la gente tiene miedo” y ya la ciudad desde hace días luce vacía.

“Creemos que no se está tomando en cuenta que el país necesita trabajar. Que la responsabilidad de cada ecuatoriano es cuidarse y cuidar a los suyos, permitiendo que los negocios sigan trabajando”, agrega.