Desconsuelo. Juan Carlos Paredes (izquierda) conversa con Hólger Matamoros (centro) mientras se retiran del estadio de Chillogallo, tras perder ante Aucas. Los azules no pueden recuperarse en la tabla de posiciones.

Sin respuesta ni confianza

13 años pasaron para que Aucas vuelva a derrotar a Emelec en su estadio, por la primera categoría del torneo nacional.

Alfredo Arias perdió la paciencia. Fue hacia un balón y lo pateó con fuerza, antes de descargar su ira en contra de sus dirigidos. En ese instante, el director técnico de Emelec lució impotente, sin nada que hacer para cambiar la imagen de su equipo en Chillogallo, ante Aucas.

Gritó, gesticuló y hasta se peleó con un pasabolas. Todo, ante la pifia de los propios seguidores del cuadro azul.

Entonces, Emelec ya perdía por 0-2 y los dos goles tras errores propios.

Pero eso no fue el fondo de su furia. Arias se fastidió al ver que sus pupilos no tuvieron respuesta ante los problemas que propuso Aucas. Él trató de ubicarlos, de aconsejar las proyecciones, pero nada se trasladó a la cancha. El cansancio, la altura y la falta de confianza se comieron cualquier intento de reacción de los azules.

Y en el fondo, Arias tenía razón. Más allá de los errores en el planteamiento para el inicio, los futbolistas cometieron algunos pecados capitales que costaron el partido.

El primero, y más claro, fue antes del primer tanto capitalino. Hólger Matamoros retrocedió un balón desde la mitad de la cancha. Lo hizo tan mal que Marlon Mejía se confundió y lo dejó pasar. El delantero oriental, Edson Montaño, con mejor visión, se proyectó, puso el cuerpo y ganó la posición a Mejía. Allí quedó mano a mano con Esteban Dreer y definió a un costado.

Lejos de convertirse en un sacudón, este tanto bajó aún más la moral de los guayaquileños. Siguieron con los horrores defensivos y de no ser por Dreer, el marcador pudo ampliarse en el primer tiempo.

En ofensiva Emelec tuvo poco. Inclusive, perdió al delantero Marlon de Jesús por lesión. Si bien el ingreso de Joao Rojas le dio mayor movilidad, el ‘Bombillo’ tuvo que cambiar su forma de juego y en el intento se perdió por completo.

Aucas, con las ideas más claras, llegó al segundo gol en el complemento. Y fue de acuerdo al desarrollo del partido: con ayuda azul.

Tras un centro por la derecha, Juan Carlos Paredes quiso controlar el balón, pero terminó metiéndolo en su propio arco. No tenía marca alguna, pero el balón picó antes de llegar a sus pies y con mucha velocidad, debido a que la cancha estaba mojada por la lluvia.

Ese 0-2 fue lapidario porque si bien faltaban 30 minutos, no existió la fórmula para levantarse. Siguió deambulando en la cancha hasta el pitazo final y eso provocó la ira de Arias.

El nivel de Aucas

A pesar de su posición en la tabla, Aucas está jugando cada vez mejor. Su estilo ya tiene la firma del entrenador argentino Luis Soler y los goles también están llegando. Además, terminó la racha de empates y empezó a sumar tres puntos en casa.

El público se alejó

Se esperaba un partido con estadio lleno, como en ocasiones anteriores, pero los hinchas no llegaron. Algunas zonas de los graderíos estuvieron vacías. El horario (14:30) es poco común para el fútbol en Quito. Además, el clima no ayudó.