Resistir
Como en la enfermedad se valora la salud, en el caos, se valora la paz. Ecuador, ¿cómo explico la situación por la que estás pasando? Empecemos por soberbia o ingenuidad política. No sé cuál de las dos. El Gobierno tomó medidas que consideró necesarias para salvar la dolarización. Lo que no se entiende es por qué no lo discutió antes con los sectores que iban a verse golpeados. Un decreto. Un plumazo. ¿Imposición? ¿O simplemente no calculó las dimensiones de sus actos? Sí, es cierto, el Gobierno no tiene la obligación de consultar sus políticas a grupos de presión, su obligación es gobernar y punto. Pero, políticamente eso no resultó ser inteligente. Las medidas compensatorias no dialogadas llegaron muy tarde. Ese no es el centro del problema; (i) discutirlo a estas alturas no es útil, sería como llorar sobre la leche derramada y (ii) nada justifica el secuestro de nuestra nación. Porque así la tienen: secuestrada. Incomunicada. A la Conaie: su soberbia nos está matando. ¿Piensan parar al país hasta que el presidente derogue el decreto? ¡Cuánta prepotencia! ¿Por qué dictarían la política económica del país, ustedes? ¿Tienen la representatividad electoral del pueblo? ¿Son mayoría? Tampoco. Paralizan al Ecuador, se toman órganos de gobierno para imponer su voluntad. Se niegan a dialogar hasta que acepten su condición. No piensan ni en su bienestar, solo en su capricho. Y mientras mantengan la paralización que el resto de los ecuatorianos estamos pagando, en sus movilizaciones permiten que las mafias de esos parásitos agitadores, vándalos y desestabilizadores sigan viviendo. ¿Creen que es suficiente con decir “no son de los nuestros”? Pues no. A las FF.AA. y a los órganos de control: son nuestra esperanza. No somos un país violento. Y cada acto no justificado de uso de la fuerza es un crimen. La bomba a la Universidad Politécnica Salesiana es un crimen. Atacar a los corredores de paz, es un crimen. No solo es injustificable. Sino que radicaliza aún más a la Conaie y a sectores que la apoyan. Alejan, aniquilan, la posibilidad de diálogo. Al momento de escribir este artículo, no hay una salida clara todavía. Hasta ahora, solo una consigna: resiste por tu país.