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Reparar y reutilizar, las claves para cuidar el bolsillo

La tecnología de hoy trae fecha de caducidad, sobre todo la móvil. Pero es una estrategia que se puede frenar.

Reparar y reutilizar, las claves para cuidar el bolsillo

Productos con fallos, con componentes efímeros y sin ninguna vocación de durabilidad abundan en las tiendas tecnológicas. ¿El objetivo? Que el consumidor vuelva a pasar por caja, lo más pronto posible. Se trata de la obsolescencia programada, una práctica que nos conduce a un callejón adictivo y sin salida: comprar, usar, tirar y volver a comprar.

El truco no es nuevo. Se consolidó en 1924, cuando General Electric, Osram y Phillips se reunieron en Suiza y decidieron limitar la vida útil de las bombillas a 1.000 horas, con la idea de garantizar un permanente flujo de ingresos. Tomó popularidad en 1950 con otros productos.

Pero desde entonces, hasta el smartphone que se vuelve tonto sin razón aparente apenas año y medio después de ser adquirido, ha pasado mucho.

La obsolescencia programada se ha ido refinando, tanto que la voluntad de fraude por parte de un fabricante no es algo fácil de demostrar. Es más, parecería que el culpable de todo es el consumidor.

“Los consumidores demandan productos cada vez más baratos -de usar y tirar- y no estamos dispuestos a pagar lo que costarían si realmente fueran de calidad (y, por tanto, más caros)”, este es uno de los argumentos de Benito Muros, un expiloto de 56 años que lleva años hablando de la obsolescencia programada y cómo evitarla.

Para Muros, los fabricantes pueden lanzar equipos cada mes, pero es el usuario el que decide caer o no en la tentación de cambiarse a una nueva versión que realmente no soluciona sus problemas. “Si el consumidor reduce sus períodos de gasto, quizás el fabricante opte por una estrategia que beneficie a ambas partes: crear equipos más caros, pero que no necesiten un pronto reemplazo”.

EXPRESO consultó a un diseñador de hardware, a un emprendedor y evangelista tecnológico y, a un diseñador de hardware dedicado a impulsar la cultura ‘maker’ (algo como hazlo tú mismo). Para el primero, el problema se centra en la necesidad de innovar para competir y el diseño que logre un bajo costo. El segundo, describe la estrategia como una “traición al cliente” y el tercero recomienda reparar el lugar de desechar y cambiar.

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