
Los relevos policiales duermen en escuelas, carpas y centros deportivos
Según el reporte del viernes, de la Secretaría de Riesgos, un total de 22.311 uniformados trabaja en la provincia de Manabí. De ellos, 13.986 son miembros de las Fuerzas Armadas; 7.556 policías, 524 rescatistas y miembros del Cuerpo de Bomberos y 545 t
“No es por obligación del trabajo es por el gusto de apoyar y servir a quienes más nos necesitan”, señala el policía Moncayo. Él llegó a Manta como parte del proceso de relevo de sus compañeros que cumplieron la labor de proteger y ayudar tras el terremoto del 16 de abril pasado.
En total, 1.500 uniformados llegaron el jueves a este puerto manabita para unirse a los 560 elementos destinados a esta plaza. Proceden de diversos repartos del país y su misión es ayudar en la seguridad en las zonas afectadas. Así lo confirmó a EXPRESO el comandante Pablo Aguirre.
Los policías están durmiendo en carpas, escuelas o centros deportivos porque las unidades policiales sufrieron daños durante el terremoto de 7,8 grados Richter, cuyo epicentro fue en el norte de Manabí, pero afectó grandemente a esta provincia y a Esmeraldas.
“Las incomodidades no pesan a la hora de cumplir con el deber”, sostiene Macías, quien llegó desde Bolívar. Él fue ubicado en las aulas prefabricadas ubicadas en la escuela Pedro Balda, junto a la Unidad de Vigilancia Comunitaria (UVC), donde funciona ahora el ECU 911 de Manta.
Los policías se han acomodado en el suelo de las aulas con colchones. Otros están debajo de un galpón, ubicado en uno de los patios de la institución educativa.
Los daños en el ECU 911 son significativos, por lo que está en análisis, para definir si la estructura es demolida o no, afirmó el comandante Aguirre.
La falta de un techo ha hecho que el comedor y la cocina sean colocados en lo que era el garaje de la edificación.
El comedor está debajo de unas carpas, mientras que la cocina está debajo de la cubierta donde se guardaban los carros. Ahí varios policías, con música a todo volumen y en un buen ambiente, preparan grandes ollas de comida para sus compañeros que están en el lugar, como para los policías que están en la calle haciendo el control ciudadano. Grandes fundas negras con las tarrinas están junto a las cocinas industriales que tienen para preparar los alimentos.
“La comida es buena y nos la servimos en donde estemos de guardia, ahora que estamos de control”, comenta a este Diario un policía que pidió no publicar su nombre. Él es padre de familia y dice que lo más duro es estar lejos de sus hijos y de su esposa. “Ver lo que ha sucedido aquí, como han quedado los edificios y las casas y saber que hay muertos, me hace pensar más en mis hijos”, señaló.
El comandante Pablo Aguirre manifestó que la decisión del Gobierno es que los uniformados permanezcan en el lugar hasta que todo esté solucionado. Se prevé que se hagan relevos de personal cada cierto tiempo. RRG