Recorte de empleados en el sector turístico

Recorte de empleados en el sector turistico

Los turistas llegaron durante el feriado del 24 de mayo, pero el número no fue suficiente para equilibrar las alicaídas finanzas del sector turístico de las provincias de Manabí y Esmeraldas, las más afectadas por el terremoto del 16 de abril.

“La situación ya era difícil por la crisis económica, pero los últimos 45 días han sido los más duros que hemos tenido”, dice Jhonny Maldonado, gerente del Sun Palace Hotel, de Atacames (Esmeraldas) que, a pesar del feriado y de los precios rebajados, solo logró un 5 % de ocupación.

“Nos encomendamos a Dios y esperamos un milagro”, dice el preocupado hombre de negocios que este año prescindió de las tres personas que sabía contratar en temporada, con lo que intenta resistir el vendaval por la crisis y el terremoto.

En el hotel Club del Sol, también de Atacames, su administrador Alejandro Cueva, precisa que en temporada de playa (diciembre a mayo) sabía contratar hasta 10 personas, pero en este año, desde enero hasta ahora, despidió a 8 de los 20 empleados fijos como la única alternativa de sobrevivencia.

La misma vía que, según Ottón Arboleda, presidente de la Cámara de Turismo de Santa Elena, ha seguido su provincia, en donde el recorte de personal ha llegado al 40 %.

La misma alternativa que llevó a Francisco Acosta a quedarse solo con su esposa para atender el hotel El Faro, que abrió hace un año en Cojimíes, en el km 34 de la vía a Pedernales.

Aunque en esa parroquia fue mínima la afectación, no hay turistas que atender entre semana. En el feriado, dice, la ocupación llegó al 10 %. “Estoy sobreviviendo con el dinero que me envía mi familia. Tengo un crédito con BanEcuador. No quiero dejar de pagarlo; lo que quiero es una prórroga de unos seis meses para recuperarnos y que me otorguen otro crédito para culminar la construcción que falta”, dice Acosta.

En Puerto López (sur de Manabí), en donde la afectación del terremoto fue poca, tampoco llegaron tantos turistas como esperaban. La administradora Génessis Zambrano, de la hostería Mantarraya Lodge, dice que no tuvieron la acogida que esperaban. La ocupación no pasó del 20 %. A otros sitios de alojamiento les fue mejor, pero en ningún caso sobrepasó el 50 por ciento.

El mismo nivel de hospedaje que tuvo el Manta Host Hotel. La jefa de recepción, Jenny Plaza, recuerda que tuvieron más ocupación, entre 60 y 70 %, en los días posteriores al terremoto, por la cantidad de personas que llegaron para prestar su ayuda a los damnificados. “Hay que resistir”, dice.

Aunque los ingresos no alcanzan, hay esperanzas. “El feriado fue bueno para haber estado en cero”, dice el presidente de la Asociación de Hoteleros de Manabí, Álex Molina. “Fue un paso adelante”, añade.